El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo verdadero que ocurre en nuestro interior es lo que importa, no tanto lo que queramos aparentar al exterior. Es una de las enseñanzas centrales que recorre el sermón del monte de Jesús, al que nos acercamos con pinceladas musicales y cinematográficas.
Hay personas cuya jactancia es tan elevada, por el alto concepto que de sí mismas tienen, que por esa misma razón quedan descalificadas.
Estamos construyendo una sociedad basada en la apariencia, en la que los “buenos modales” muchas veces son la mejor distinción de un ladrón.
- Tan solo comeré la mitad de la mitad.
Lo que la gente llama muchas buenas obras, no son más actos para nuestra propia gloria que a Dios no le impresionan.
La palabra imagen resume bien el mundo en el que ahora vivimos, porque de lo que se trata, por encima de todo, es de dar una buena imagen, dado que la imagen es lo que importa.
Lo artificial no puede cambiar, ni mejorar, lo que es natural. Sólo puede disfrazarlo.
Sin embargo, si la mirabas de frente parecía ser alta, realmente alta.
Muchos de los problemas en los que nos metemos, muchos de los hábitos viciados en los que estamos instalados, no importa en qué ámbito concreto de nuestra vida, tienen que ver con esta cuestión.
Los cristianos creemos que nuestro lenguaje espiritual puede ocultar la realidad de lo que somos, cuando la Palabra de Verdad descubre nuestra impostura.
Muchos se están subiendo al carro de esa nueva autenticidad que deja hacer lo que uno quiera y salir indemne.
La vida que da Cristo es diferente y la transmitimos sin tener que darnos cuenta, ni fingir.
En un mundo dónde lo que vale es lo políticamente correcto, algunos de los mayores enemigos de Dios son las personas que dicen y hacen lo correcto.
Vivimos fortaleciendo continuamente nuestro cuerpo y nuestro exterior y debilitando la parte espiritual de nuestra vida; y de esa manera morimos un poco cada día.
Quiero ejercer mi derecho a escuchar a todos y no ir más allá de lo que me dicen de una manera sencilla y sincera.
— ¿Quieres que visitemos el estanque de las 101 ranas?
También las iglesias se disfrazan, como la higuera que el Maestro dejó estéril.
¿Nos parece bello y digno de imitar los valores de este sistema mundo que ve la riqueza como prestigio?
La codicia destruye nuestro interior porque nos hace sentir infelices si no alcanzamos lo que no tenemos.
Muchos predicadores hoy están más atentos a los efectos que pueda generar su participación, que a la Biblia que es la fuente primaria que debe nutrir el púlpito.
Es necesario que nos topemos con nuestra oscuridad, para que apreciemos y seamos cautivados por la luz que puede cambiarlo todo.
A pesar de que mucha gente está alzando su voz contra el reinado de la apariencia, muchos jóvenes y no tan jóvenes viven como si eso fuera lo único que importara en la vida.
Hoy vivimos también en la sociedad de la apariencia, en la que predomina la estética sobre la ética y la moralidad.
Aquella mujer, que momentos antes parecía dejada en todos los aspectos de la vida, mientras él llevaba a cabo tal acción, se recompuso adoptando la sutil hechura de una bailarina.
En el fondo de los sepulcros están las figuras fantasmales del mal aunque nos esforcemos para cubrirlas con mantos farisaicos.
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