El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El aniquilacionismo afirma que, según la Biblia, los malos desaparecerán para siempre tras un juicio y retribución después de la muerte.
El universalismo no es una corriente esnobista o un producto de la teología liberal tal y como muchos piensan. Estuvo muy extendido entre los primeros cristianos hasta la imposición del Infierno como dogma indiscutible.
Hay un instante en que, en una vida con carácter autocrítico y honesta con su insatisfacción, todo se desmorona en busca de un sentido que justifique todo exceso, rechazo, aceptación y decisión. Entonces, es fácil percibir que no existen excusas.
Hacia una escatología renovadora.
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