El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El llamado apostólico revela el orden divino: Pedro y Jacobo a los judíos, Pablo a los gentiles, y Juan a todos los creyentes. La Reforma no subordina la Escritura a ninguna tradición.
El magisterio católico, autoridad máxima que sujeta el NT a la tradición papal, enseña que la Babilonia citada por Pedro, es un nombre simbólico a ser ‘decodificado’ por Roma.
El Evangelio de Jesucristo llegó a Roma con los cristianos perseguidos. Unidos, judíos y romanos buscaron exterminar a la iglesia de Cristo. Pero, ni el fuego pudo con su espíritu reformador.
El poder reformador del Evangelio que comenzó con Jesucristo en la ‘ciudad de paz’ siguió en la misión redentora que los apóstoles cumplieron hasta llegar hoy a los confines del mundo.
La misión de la iglesia es testificar de Jesucristo y de su obra transformadora en todo tiempo y sistema humanos. La ‘Reforma Protestante’ necesitó quince siglos para gestarse.
Mucho antes del célebre Martin Lutero otros valientes elegidos por el Señor dieron la vida por el Evangelio, la perfecta obra reformadora iniciada por Jesucristo con la edificación de Su iglesia.
La diversidad de reacciones al televangelismo da la pauta de la confusión que genera; y que los comentarios de algunos lectores en los medios, esta miniserie incluida, así lo confirman.
La práctica de la política es un mal del alma decía Emerson, desde EE.UU. La politización del mensaje evangélico y la identificación entre evangélicos y republicanos dan la razón al poeta.
En todo debate filosófico, teológico y político las partes corren el enorme riesgo de reducirlo a un ‘apedreamiento de palabras fetiche’, reflexionaba el recientemente fallecido Umberto Eco.
“Es más fácil engañar a la gente, que convencerlos de que han sido engañados” - Mark Twain. “Tengo que predicar sólo lo que está revelado en la Biblia” - George Campbell Morgan.
Francisco es el primer pontífice del Vaticano que entra a un templo de la iglesia Valdense y pide perdón en nombre de la ICAR por siglos de persecución ¿Cuán fiel a la historia es el ecumenismo?
La iglesia en Jerusalén reconoció que Revelación y Reconciliación no son exclusivas de los judíos; también incluye a los gentiles. La unidad es obra de Jesucristo y lleva el sello del Espíritu Santo.
El carácter universal de la salvación fue revelado por Jesús a Nicodemo en Juan 3:16. Si la iglesia que edifica Jesucristo ya es ecuménica: ¿Qué es lo que se busca con el ecumenismo?
Se intenta enrolarnos en el proceso que prioriza los derechos humanos y la responsabilidad social, sacrificando el amor a la verdad. Algunos sostienen que denunciar este error es no tener amor.
Las elecciones presidenciales siempre ponen a prueba la sabiduría cívica de los votantes. En EE.UU. hay encuestas que dan como presidente a Donald Trump, con fuerte apoyo de iglesias evangélicas.
Los historiadores consideran que Mackay es el primer profesor de ecumenismo, y que lo enfocó como una disciplina dentro de la Teología.
Muchos creen que en la salvación el ‘poder’ pertenece a Dios y el ‘querer’ al hombre. Spurgeon reitera la enseñanza bíblica: ningún pecador quiere ni puede salvarse por decisión propia.
Dos siglos atrás Spurgeon predicó a personas conformadas por el sistema mundano. En todas las edades pululan los que se niegan a ser transformados por la renovación del entendimiento.
Quien cree con plena convicción que el hombre se vuelve a Dios por su propio libre albedrío, no puede haber recibido esa enseñanza de Dios; pues Él es ‘Alfa’ y ‘Omega’ en nuestra salvación.
Algunas prédicas corrientes ponen el peso de la salvación en la decisión humana con frases como ‘Acepta a Cristo’; ‘Decídete y cree’, ‘Haz la oración de fe’, etc. ¿Qué enseña la Biblia?
Si Dios es Todopoderoso ¿por qué no evita el sufrimiento humano? Si es un Dios de amor ¿por qué salva de sufrir a unos y no a todos? Quizás solo 1 de cada 9 tengan la respuesta correcta.
La necesidad de auto justificarse hace del pecador un esclavo de la soberbia. Quien rechaza la idea de arrepentirse ignora que sin arrepentimiento no hay perdón para el pecador.
La necesidad de creer lleva al ser humano - las más de las veces - a abrazar falsas ideologías de redención. Son tan atractivas que muy pocos se libran de ser atrapados por ellas.
No siempre un buen salario, adelantos tecnológicos, facilidad para movilizarse, predicar a grandes multitudes y gozar de renombre son claves del éxito; también pueden serlo de dolorosos fracasos.
Nuestro trabajo secular no debiera ser una barrera para nuestro testimonio de fe. Por el contrario, saber que estamos allí donde Dios nos ha puesto puede ser el comienzo de una obra maravillosa.
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