El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Creer en Jesús es ir a él y beber. Para querer beber hay que sentir sed. Para querer beber mucho hay que tener mucha sed.
La conversión sólo puede hacerse desde la libertad, nunca desde la coacción.
Una iglesia se pone de moda, se expande su fama y de la noche a la mañana comienza a llegar gente nueva buscando maravillas que resultan ser trampas.
La alegría propia se alegra con la alegría ajena.
Los abridores de puertas hacia un mundo mejor no computan beneficios propios y disfrutan, cada día, con el supremo propósito de crear lazos profundos con lejanas tierras prometidas.
Aceptar o no aceptar situaciones insostenibles, a quienes las sufren corresponde.
En una cocina que se precie, la belleza está en que jamás se endurecen las bisagras. A la vista debe haber restos de naufragios culinarios para hacer notar que está viva y se renueva.
Esta fecha se crea para fomentar los derechos de los niños y de las niñas a nivel mundial, así como para concienciar a la colectividad sobre las consecuencias del maltrato contra niños y niñas.
Hay dos maneras de mirar la cruz: permanecer junto a Jesús esperando su resurrección, o regresar con la multitud que va errante, como testigo del acontecimiento salvador.
Nunca es tarde si, ya sea con dolor o sin dolor, hay buena voluntad de progreso.
Las enseñanzas del Reino de Dios no deben ocultarse anteponiendo las obligaciones terrenales. Las palabras de Jesús liberan.
Nadie quiere ser malo todo el día y, para ellos, también derrama Dios su misericordia.
Estos seres existen. Se detectan. Se huelen. Nos atraen.
Dios está por nosotros mucho más que nosotros por nuestros hijos.
Necesitamos que el almanaque, más que gobernarnos, esté de nuestra parte, a nuestra disposición.
Era una especie de pueblo configurado con retales de diferentes modelos de casas y figurillas.
Las tinajas de las bodas de Caná fueron seis según las Escrituras, más la obra del Señor en las vasijas humanas no tiene límite.
Parece que hemos aprendido que el dolor y la pérdida de un ser querido se llevan dentro, que no hay que andar justificándolo.
Los cuidadores profesionales deben ser el principal apoyo de las personas mayores y así permitir a sus familiares seguir con su vida laboral y personal con toda tranquilidad.
Sí, de todas las iglesias puede salir algo bueno, o muy bueno, como son las personas compasivas, las que se duelen con las desgracias ajenas como si las estuvieran sufriendo en carne propia.
Nos fabricamos un sin fin de montañas mentales sin disponer de la fe suficiente para hacerlas desaparecer.
Se pierde dentro de su propia casa. Desconoce lo que hace. Quiere volver a la niñez, regresar a su casa paterna, a aquellos años infantiles que aún rememora con claridad.
Si Dios fuese interesado dejaría de ser ilimitado. Se duele con todo lo malo que puede ocurrirle al ser humano y se alegra con todo lo bueno que le sucede.
La amistad es grandiosa, suele brotar de manera espontánea, quienes la disfrutan lo saben.
Sin ningún esfuerzo, un solo dedo de la MANO puede hacer desaparecer nuestro mundo.
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