El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El misterio de Dios no permaneció oculto. Cristo es la revelación del misterio de Dios, que en otras generaciones no se dio a conocer.
Ya desde los inicios del cristianismo, la mujer se consideró apta para predicar el evangelio y enseñar las verdades de Cristo.
En toda la Biblia se nos presenta a un Dios que en absoluto “pasa” de su Creación, ni de cómo van las cosas en el mundo que Él ha creado.
La línea que separa el deseo legítimo, de la necesidad y la idolatría es tremendamente fina.
La idea de que el creador, después de haber realizado su obra, continúa preservando a sus criaturas y actuando en todo aquello que sucede en el mundo para dirigirlo hacia un determinado fin, está profundamente arraigada en la Biblia.
Trataré de actuar mejor con aquellos que me quedan.
Dios no quiso crear máquinas parlantes sin sentimientos ni libre albedrío, sino que asumió el riesgo de formar personas libres para amar, odiar o pecar.
¿Falló su fe? ¿Un defecto del amor?
Nuestro Dios sigue hablándonos en medio de la tremenda dulzura de un silbo extremadamente suave, dulce y apacible.
El ser humano puede, mediante el uso de su razón y por medio de una analogía, llegar al conocimiento y la certeza de la existencia del Dios creador.
La definición bíblica de omnipotencia divina es la de un poder ilimitado e infinito empleado para realizar su eterna voluntad.
Dios no puede cambiar. Lo que ocurre es que sólo se puede comunicar con el hombre hablándonos en términos humanos.
Podemos amar a muchas personas por lo que significan para nosotros, pero tenemos que reconocer que no hay nadie como Jesús.
Siempre que la Biblia se refiere a los celos de Dios lo hace en relación a la idolatría en que a veces cayó el pueblo elegido.
Jesús manifestó públicamente que él no necesitaba el testimonio de testigos, como los antiguos profetas de Israel, porque tenía autoridad divina.
El concepto de eternidad es ajeno a nuestra propia naturaleza material finita, de ahí la dificultad de entenderlo completamente.
Ni el más grande hombre o mujer en la historia de nuestro mundo, es capaz de absolutamente nada desconectado de Dios.
Dios tiene sus tiempos y cuando interviene es inapelable.
Si hay algo que Jesús ha dejado claro, en el N.T., es que Dios no es un sádico que se complace en hacer sufrir al ser humano.
Ellos fueron una “buena noticia” para muchos, a los que su mensaje de amor sigue inspirando hasta el día de hoy, pero ¿es esa “la buena noticia” de Jesús?
Después de la pandemia no ocurrirá nada que no esté comenzado a suceder ahora, porque lo que seremos entonces lo dirá cómo vivimos y aprendemos en este momento.
Cuando decidimos como seres creados que no nos interesaba encajar al Creador en nuestros planes, establecimos que caminaríamos solos.
Durante esta pandemia mundial, muchos se hacen preguntas.
La crucifixión de Cristo y su posterior resurrección nos confirman que la muerte tiene los días contados. Del amor de Dios que llevó a Jesús a la cruz, no podrá separarnos nada.
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