El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Nos gusta realzar lo positivo, o rebajar los hechos negativos. Los abultamos o adelgazamos a voluntad, y nos convencemos de que no mentimos.
A veces tenemos la sensación de que luchamos por la verdad, hasta entregarlo prácticamente todo y reducirnos incluso al aislamiento. Pero nuestras motivaciones son otras, y nuestro corazón, lejano.
Lo precioso no se entrega al apático e indiferente; lo valioso no puede adquirirlo el indolente y flojo. El que no está dispuesto a entregarse a fondo a fin de obtener lo más excelente, no es digno de alcanzarlo.
El labio veraz, sin importar los ataques y pruebas que pueda sufrir, prevalecerá, porque la verdad es intrínsecamente inmortal y en eso radica su victoria.
— Ese señor del que usted me habla no le conozco ni sé quién pueda ser.
La verdad, además, no solo debe gobernar nuestra mente sino también nuestro corazón, porque tiene que ser no sólo conocida, pero también amada.
¿Hacemos mal defendiendo lo bueno? No, aunque sí puede dolernos.
Es interesante ver cómo en el texto bíblico, los conceptos de verdad y vida se relacionan entre sí. El Verbo, Jesús, es la verdadera revelación de Dios, y el propósito de esa revelación es que tengamos vida eterna para su gloria.
Cuando llevas demasiado tiempo utilizando diferentes caretas, descubres que en realidad no sabes quién eres.
Tener comunión con Dios nos hace tener comunión unos con otros; vivir en la luz, practicar la verdad, es lo que hace que esa comunión sea posible.
Los cristianos evangélicos deben ser los primeros en comprometerse a buscar la verdad, defender la verdad y difundir la verdad.
No somos cristianos porque funcione o ayude principalmente, es decir, por puro pragmatismo, sino porque es la verdad.
El Custodio del conocimiento no será sorprendido ni se verá superado, por lo que el excelente depósito que guarda está asegurado.
La libertad, alma de todas las cosas, no depende de las circunstancias sociales o políticas. La libertad la tenemos dentro de nosotros mismos o no la tenemos.
Rastreando el fenómeno de las teorías de la conspiración.
Las señales de los falsos mesías apuntaban a sí mismos. Las señales de Jesús apuntaban a Dios, a su redención, su paz, la relación que quería reestablecer con todos los que fueran suyos.
Cuando contamos la historia de nuestras propias familias tendemos a maquillar o negar los eventos deshonrosos. La Biblia, en contraste, no oculta.
Porque somos humanos y todo lo humano se puede tratar, para nosotros son importantes las historias que reflejan nuestro dolor y, al mismo tiempo, nos recuerdan que podemos ser amados, perdonados e incluso salvados.
Renunciar a los hechos es renunciar a la libertad. Si nada es verdad, todo es espectáculo.
En un mundo que se sujeta a sus propias falsedades, la verdad acaba resultando ser el consenso de la mayoría, aunque objetivamente sea absurda e increíble desde las propuestas de la razón.
¿Acaso no habría sido mayor muestra de afecto revelarle su error? ¿Dejarlo engañado es quererlo bien?
Que nuestra vida sea un baluarte de la verdad para competir de acuerdo a las reglas y el honor, buscando siempre lo mejor para todos.
Pocas culturas han exaltado tanto el conocimiento y la razón como la griega.
El individualismo, el vacío existencial o la intolerancia al sufrimiento marcan la evolución de nuestra sociedad en el ámbito de la psique. Dialogamos sobre ello con Pablo Martínez Vila, dentro de nuestra serie ‘La década en resumen’.
Hoy vamos a indagar en el sentido de realidad que hay tras la Palabra, según la carta de Pablo a los Colosenses, capítulo 2, versículo 17. También comentamos un relato de Chéjov y una pregunta de Pilato sobre este asunto que aparece en Juan 18:38.
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