¿Cuánto necesitamos romper techos que nos impiden llegar a Dios?

Pido al Dios de mi vida no cambiar, no dejarme arrastrar por el miedo o la comodidad, y esforzarme del modo que sea por ayudar y servir.

Los pioneros suelen pasar desapercibidos, pero ellos son héroes. Uno de ellos fue Naasón, que fue el primero en introducir un pie entrar en el Mar Rojo. Luego, cuando los israelitas ya estaban en el desierto, la tribu de Naasón estaba al principio de todo.

El resultado de unir ambos conceptos no es bueno, es una actitud tramposa. 

Nunca me ha gustado volar a ras de suelo; prefiero las alturas en las que Él me sostenga.

¿Quién dijo fácil? ¡Para nada! Pasó por todo y más, pero lo consiguió, y dejó un maravilloso ejemplo para todos los que hemos venido y vendrán detrás.

Recibió el Premio Nobel de la Paz y llegó a ser una de las 100 personas más influyentes del mundo.

Demos pasos lentos pero decisivos, seguros, contra el miedo.

Inclinemos nuestros oídos a los consejos de Dios, deseemos beber de la fuente de agua viva y doblemos nuestras rodillas en oración. 

Él nos ayuda a ser diferentes, comprometidos, llenos de valor para defender lo que es justo y dependiendo siempre de las fuerzas que él nos da para no abandonar nunca.

― Todos me decían que lo hiciera, pero nadie se enfrentó a mi dragón como tú lo has hecho. He comprendido que tú me amas a diferencia de ellos.

Los cristianos somos llamados a trastornar el mundo entero a través de un gran mensaje.

En toda esa fragosa travesía, Dios le ha enseñado a saber esperar. Le ha mostrado una senda distinta por la que atravesar el valle de sombra.

Mi Dios no es deudor de nadie.

Sorprende constatar hasta dónde han llegado las cosas y cómo todo se ha vuelto del revés, hasta el punto de que lo que el mero sentido común enseña es ahora considerado un acto delictivo.

Cada vez que se equivoca, Pedro, el pescador de las sandalias sabe retroceder y pedir perdón.

¿Por qué en las últimas décadas hemos dejado de confrontar abiertamente el pecado y el mensaje evangelístico se ha vuelto simplemente un mensaje de valores positivos?

Juan Ramón Méndez Martos

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma,
en lugar de esperar a que alguien le traiga flores
José Luis Borges

Para los que esperan cuidados de los que están al servicio de la Iglesia...

Predicación para el siglo XXI (IX)

Señalaba la semana pasada que la primera condición para poder predicar el mensaje del Evangelio en un mundo que no se siente identificado con sus valores y que incluso puede manifestarse hostil es el deseo de agradar a Dios antes que a los hombres. La segunda, a mi juicio, es la valentía.