El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dijo que iba a la iglesia y que a eso se le llamaba ir al culto.
Como mujer confieso que no me siento atraída por los planes que, ya sea dentro o fuera de la iglesia, otros forjan para mí.
Lucha por su hijo y renuncia a sus sueños para atender a alguien que ha salido de sí misma. No hay ayuda oficial para ellas en estas cuestiones y tristemente lo tienen asumido.
Un relato de Isabel Pavón con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra las Mujeres.
Se sentía rara al confesarme que incluso estaba pensando en salir fuera cinco días y que, aunque iba a empezar a vivir, no se lo creía.
Pepelu se quejaba con frecuencia ante sus compañeros de lo chillona que resultaba ser la joven del despacho contiguo.
La claridad con la que están escritos me hizo afianzarme aún más en la realidad sobre nosotras, las mujeres, tanto en nuestras rivalidades, actitud dolorosa, como en la enriquecedora complicidad que ejercemos entre nosotras.
¿Cuál fue el mejor momento de Jesús para ayudar a una persona encorvada a enderezarse? La respuesta fue al instante, en aquel ahora.
Cuando en el jardín de tu vida no aparecen flores, para sobrevivir tienes la obligación de sembrarlas.
¿Sería verdad que cuando las personas callan las piedras hablan?
Este uso de versículos sueltos contribuye a que el mensaje del evangelio, de tanto y tanto repetirlo, resulte manido y pierda toda su fuerza.
Me he topado con esta historia por casualidad y la retomo hoy ya que me parece bastante ilustrativa para ayudarnos a aprovechar nuestra existencia.
Un día, a media tarde, suena el teléfono en la casa de una persona que pertenece a una congregación gobernada por un pastor machista.
El que parece que viene y nos da la impresión que nunca llega, encuentre nuestras vidas encendidas esperando su regreso.
Texto basado en Lucas 15:11-32. La hija perdida medita e inicia el regreso hacia el hogar.
Estos dirigentes tan ambiciosos, nunca dicen basta a lo que obtienen de los miembros. Sus sueños nunca se realizan completos y quieren más. Su prepotencia es tal que humillan al resto.
“Si alguno ama a Dios, Dios le conoce a él”. ¿Y de qué manera se le conoce?
Suele ocurrir que vienen épocas que en las iglesias se suele poner de moda algún emisario y eso le da cierta fiabilidad para ser creído en todo lo que notifica, ya se sabe, crea fama y échate a dormir.
No se trata de una revolución política como esperaban algunos de sus seguidores de aquél tiempo, ni se trata de esperar a estar en el cielo prometido tras la muerte y la resurrección, se trata de empezar a vivir en él desde ya.
Todos tenemos necesidad de recibir lo que es bueno, esa es la principal razón para comprender que estamos hechos para poder hacerlo.
Esta propensión morbosa de quedarse con lo que los demás tenían le llevó a enfermar del coco. Sin embargo, en su egoísta ceguera, decía que no conocía el motivo de su perturbación.
Los líderes que dominan no le conocen a él ni su evangelio liberador y, si le conocen, lo distorsionan a propósito.
Se trata, tan sólo, de que no piensa volver a casa y para no dar lugar al arrepentimiento, al salir del portal ha tirado la llave a la primera alcantarilla que le vino al paso.
No quiero que la muerte encuentre mi alma sin rasguños porque eso querrá decir que nunca me he caído y, por lo tanto, que he permanecido inmóvil.
Todavía los fuertes se niegan a servirte. Están convencidos de que el poder que sujetan entre sus manos es tan firme como seguro.
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