El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dios es soberano y todo obedece en última instancia a su voluntad. Así lo enseña la Escritura en muchos lugares. Pero al mismo tiempo nosotros somos plenamente responsables de nuestros actos.
El trabajo prosperaba por la gracia de Dios. Aunque el dinero para sus gastos personales era escaso, Beatrice intentaba ahorrar para darse un capricho de vez en cuando. Era su punto débil, el chocolate.
Jesús, uniendo lo trascendente y el amor al hombre en su aquí y su ahora, nos dice: “Yo he venido para que tengáis vida y para que la tengáis en abundancia”.
Dos mujeres, dos formas de peregrinaje, de desarrollar un ministerio, de influenciar, que te muestran cómo hacer y cómo no hacer las cosas.
Cuando veo sus entrevistas percibo una fe claramente cristo-céntrica, aunque mal informada por el contexto en que se convirtió, así como incoherente ante la realidad del pecado que todavía mora en él.
Brotar, ser flor fresca en pasto seco, lucir el sello de Dios mostrando con orgullo que le pertenecemos.
Dios siempre tiene un propósito en nuestra vida, una bendición que derramar en nosotros y por medio de nosotros.
Cuando las pequeñas cosas marcan tanto, cuando lo minúsculo repercute y se amplifica de forma titánica, la descompensación es tan enorme entre lo uno y lo otro que verdaderamente aturde.
Aunque muchos se oponen al régimen de Lukashenko, todavía hay un acalorado debate sobre cuál debería ser la posición bíblica respecto a las protestas.
Un grupo de pastores preocupados de 50 iglesias ha publicado una “Carta abierta al pueblo bielorruso”. Se dirigen a los líderes políticos y les advierten de cualquier abuso de poder. También les señalan la responsabilidad última de todos los bielorrusos ante Dios.
La Palabra es para hacerla vida en nosotros, y que esto repercuta en auténticas realizaciones sociales, por amor al prójimo.
Las grandes obras de los filósofos no han hecho sino apuntalar la existencia de Dios, al no encontrar ni una sola de las respuestas a las grandes preguntas.
La Covid-19 podría ser una interrupción extraordinaria a la que podemos atender, manifestando, como lo hizo Jesús, que la regla del amor de Dios ha llegado a la tierra como al cielo. Un artículo de Carol Kingston-Smith.
Solía llorar cuando predicaba. Era extremadamente sensible. En medio de mucha oposición, inició un movimiento de renovación que llevó a muchos a una fe personal y sincera.
¿Ha desaparecido Dios de nuestros esquemas de pensamiento a la hora de considerar el mundo y los asuntos de esta vida?
Hoy debemos tener claro que creer ya es comprometerse con el prójimo.
Un mes después de la explosión, en Beirut se siguen recogiendo escombros ante la realidad de una grave crisis económica. “Las iglesias están ahí para cualquier ayuda especial”, dice un mujer cristiana.
Un testimonio del corazón que siente la compasión y el amor de Cristo por las personas.
Creyente desde joven, pocos meses antes de su muerte envió un mensaje instando a “disfrutar de la sencillez de la creación de Dios”.
“Se desprecia a los científicos y se ignoran sus hallazgos, mientras las teorías de la conspiración se vuelven virales”, dicen en un documento.
Que nuestra vida sea un baluarte de la verdad para competir de acuerdo a las reglas y el honor, buscando siempre lo mejor para todos.
Historia de un hombre común.
El jugador del Bayern de Múnich ha expresado abiertamente su confianza en Cristo durante la celebración de la Copa de Europa.
Desde España, Alianza Solidaria ha puesto en marcha una campaña de emergencia para atender a decenas de familias tras la explosión.
“Defendemos a nuestro país y le pedimos perdón a Dios. Queremos volver a la Palabra de Dios”, dicen los organizadores del evento, que han seguido todas las medidas de coronavirus.
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