El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
¿Qué visión tenemos del resto de nuestra vida? Y ¿qué herencia vamos a dejar para nuestros hijos y generaciones futuras?
Pablo les recuerda que Dios los ha llamado, los ha separado para que sean santificados y su santo pueblo. Esto no es algún sueño apostólico sino una declaración de hecho.
Los cristianos deberíamos ser los primeros en interesarnos por la investigación científica, por el aprendizaje continuo y por superarnos día a día, para la gloria de Dios y nuestro propio bien.
Toda teología cristiana, y la Teología de la Liberación no puede ser la excepción, debe enfrentar las urgencias humanas con una palabra y acciones puntuales basadas en el poder liberador del Evangelio de Jesucristo.
La cruz produce una ruptura radical en nuestras vidas, entre la posición que ocupábamos antes de confiar en Cristo, y la posición que ocupamos ahora como discípulos suyos.
Estamos ya en medio de uno de estos cambios de época que cambiarán este mundo profundamente. Pero cada crisis es una oportunidad.
La identificación entre las teologías latinoamericana y de la liberación ha contribuido a ver sus desarrollos como algo paralelo.
Este Reino le pertenece a Él y llegará el momento cuando su construcción habrá terminado.
Detrás de las pruebas y tentaciones hay un propósito pedagógico divino.
El auténtico propósito de nuestras vidas y oraciones es la gloria de Dios. Y es igual si oramos por cosas grandes o pequeñas.
El nombre de Dios no puede santificarse ignorando el mundo o retirándonos de la realidad que nos rodea.
Es mediante la oración que tomamos conciencia de que nuestras cargas las lleva el Señor y no nosotros.
El veredicto de Jesucristo ante el fenómeno de oraciones cara a la galería es devastador: no sirven para nada.
En su obra magna, Calvino dedica a la oración uno de los capítulos más extensos.
Me gustaría escribir sobre algunos aspectos de este privilegio tan excepcional que tenemos.
El valor de la Biblia reside en el hecho de que nos enseña a plantear nuestras dudas a Dios mismo.
Ser codicioso trae ruina porque es idolatría, y en consecuencia, excluye del Reino de Dios.
Aquí van algunos ejemplos de las mentiras más comunes de nuestro tiempo.
Donde el robo se convierte en forma de vida es imposible que la sociedad avance.
Una sociedad que vive su sexualidad de forma desenfrenada, es una sociedad pagana y precisamente ahí está el problema.
Alef: ¡O felices aquellos que no salen del camino real de la inocencia, y que en la ley divina siempre marchan, porque constantes con fervor la observan!
Debemos ser tajantes en formular nuestras exigencias: la protección de toda forma de vida humana antes y después de nacer.
El quinto mandamiento resume de forma muy concisa la preocupación de Dios por la familia y su funcionamiento.
El ideal cristiano no es trabajar lo menos posible, sino usar el trabajo para la gloria de Dios.
Usamos el nombre de Dios en vano cuando predicamos un cristianismo vacío de contenido bíblico, hueco, quietista, descafeinado y sin pasiones.
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