El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Un poema basado en el sermón de la montaña. Autor: Jaime Alberto Garzón.
Es todo muy disparatado, solo perdiendo el juicio tendríamos esa conducta.
Aunque la mayoría cree que puede distinguir fácilmente lo verdadero de lo falso en el terreno espiritual, Jesús nos muestra que no es así. Nos acercamos a este dilema y sus complicaciones, reflejadas en la cultura popular.
Jesús llama a sus seguidores a hacer algo tan inesperado, que solo Dios puede hacerlo: amar a los enemigos. “Devolver mal por bien es diabólico; devolver bien por bien es humano; pero devolver bien por mal es divino”. Exploramos la influencia de esta enseñanza de Jesús en la cultura contemporánea.
Cada vez que nos acercamos a las bienaventuranzas, seguro que muchos pensamos que algo nos falla. ¡Es todo tan paradójico! Pero nada más lejos de la realidad.
Como sociedad somos egoístas porque como individuos lo somos. Ahí está la base de todo: en el corazón humano.
Como cristianos, ¿podemos decir que nunca oímos o leímos palabras que conformaban una hoja de ruta con instrucciones que venían de lo alto?
Tras los largos festejos volvemos a la rutina diaria. Al enfrentarnos con las circunstancias habituales ¿podemos decir a conciencia que sabemos quiénes somos; y que somos lo que creemos ser?
Mateo, el evangelio judío (IX). El Sermón del monte no es sólo un código ético sino la traducción vital de la conversión y relación personal con Dios como Padre en medio de una comunidad de hermanos
Mateo, el evangelio judío (VIII). El primer gran discurso. El Sermón del Monte (II): el discipulado de Jesús (I).
El Reino de Dios se halla donde se reconoce al mesías como rey verdadero y se vive de acuerdo a sus enseñanzas.
El mundo piensa que los felices son los poderosos. Pero Jesús vino para cambiar por completo este concepto.
¿Queremos el cristianismo 'espectáculo' o el cristianismo verdadero?
La paz que deben construir los cristianos no puede buscarse a cualquier precio que rompa el compromiso con Cristo o con los valores del evangelio.
Martyn Lloyd-Jones analiza cuidadosamente lo que significa ser cristiano. Un fragmento de “El sermón del monte”, de Martyn Lloyd-Jones (Editorial Peregrino, 2008).
La perspectiva de la finitud de la vida humana es la principal responsable de la angustia vital que caracteriza a toda persona en lo más profundo de su alma.
La verdadera Iglesia de Jesucristo está siempre preocupada y sufre por la maldad del mundo, vive acongojada ante el dolor que causa tanto pecado y tanta rebeldía a Dios.
La teología de la prosperidad se nos revela como una idolatría religiosa que rebaja a Dios y a Jesucristo para ensalzar al hombre y lo diabólico.
La pobreza sigue siendo un mal contra el que hay que enfrentarse y procurar erradicar.
Una persona es pobre en espíritu cuando no se considera autosuficiente sino que sabe reconocer su necesidad de los demás para vivir.
Las bienaventuranzas se oponen a casi todos los valores convencionales del mundo antiguo, tanto del judío como del griego o el romano, pero también de la sociedad occidental contemporánea.
Si, como decimos, bienaventurado equivale a feliz podemos preguntarnos: ¿somos los cristianos conscientes de nuestra felicidad?
No existe otro pasaje de la Escritura que haya sido tan escudriñado como éste y haya marcado tanto las diversas corrientes teológicas dentro del cristianismo a lo largo de la historia.
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