El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Qué descanso es saber que hay alguien que está por encima de todas las esferas de poder y sus confabulaciones.
La sabiduría de Rahab proclama una fe que además de creer en lo no visto, espera que acontezca lo inimaginable.
Lo artificial no puede cambiar, ni mejorar, lo que es natural. Sólo puede disfrazarlo.
Antiguamente la maldad se escondía, porque había cierto sentido de vergüenza, salvo en las ocasiones lúdicas populares; pero ahora la maldad se exhibe.
¿Cuál será el método para que se conozca el valor de las personas? Dios es el probador supremo para el corazón humano.
Hay diques absolutos que deben ser establecidos, so pena de entrar en un estado de confusión que no puede llevar sino al desastre.
¿Cómo tantos, pueden hablar tanto, durante tanto tiempo, de lo mismo, sin caer en la palabrería o la divagación?
Podemos aniquilar el mal físico de nuestro organismo momentáneamente en determinados casos, pero ¿cómo aniquilar el mal moral de nuestro corazón?
En un mundo habituado a la ley del mínimo esfuerzo y a la consecución de los antojos en el menor tiempo posible, a la disciplina se le considera rígida, exigente y hasta dictatorial.
Hoy se habla de inteligencias múltiples, de habilidades sociales, de cuánto éxito se alcanza... pero la sabiduría ha quedado desterrada.
La edad y los años van tejiendo en la persona un ornamento que es de gloria.
No es de extrañar que en la Biblia la luz esté asociada con la gloria, la bendición y la pureza.
La Biblia no titubea sobre quién es la última fuente de autoridad, afirmando, en el momento cuando en Israel se establecen por primera vez jueces, que ‘el juicio es de Dios’.
La filosofía que se ha impuesto es que nadie me va a dar lecciones sobre cómo he de vivir ni qué he de creer.
Después de la pandemia no ocurrirá nada que no esté comenzado a suceder ahora, porque lo que seremos entonces lo dirá cómo vivimos y aprendemos en este momento.
La propagación de tantos temores, se debe a la ausencia de este otro temor. Si hubiera temor de Dios, seguramente no habría esta multitud de temores.
No hay maldición sin causa, o cualquier maldición debe tener una causa, lo cual es muy lógico.
Si en nuestra sociedad la palabra culpa ha sido desechada, mucho más lo ha sido la palabra pecado, con su contenido moral y religioso, que se contempla como una arcaica noción.
Hay una relación proporcional entre el tamaño de la soberbia y la altivez y el tamaño de la ruina y la calamidad.
La prostitución vive su época dorada, por el poder de la tecnología.
No cualquier tiempo cronológico es adecuado para una determinada acción.
Incluso cuando acertamos acercándonos a la fuente correcta y procurando imitarle, desacertamos en la manera de hacerlo y reproducirlo.
La verdad nunca cambia, sin embargo, la ciencia, en su búsqueda de la verdad, está siempre cambiando.
Proverbios, habla de otra manera y tiene, entre otras, la palabra reprensión como método pedagógico que es preciso emplear siempre que haga falta.
A veces no importa si tenemos mucho o poco: si el dinero es el que nos “obliga” a tomar una decisión es porque nos está dominando.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.