El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los cristianos, fundamentalmente los pastores y líderes, tienen el deber de elevar su mirada buscando lo justo y lo honesto, pero superando las perspectivas de los partidos políticos que todos se mueven en busca del poder.
La evangelización debe ser completa y asumir tanto los conceptos de pecado y culpa con la visión de la capacidad de Dios de perdonar, así como los conceptos de misericordia, empatía y de solidaridad con los sufrientes.
La idea de Dios protegiendo a su pueblo migrante en tierra extraña nos debería motivar a buscar justicia y a practicar misericordia para con los migrantes.
El curso, del 3 al 4 de julio, busca “ser un espacio de reflexión y aprendizaje, para todos los interesados en el desarrollo teológico y el impacto del protestantismo en la sociedad”.
A los bautistas y menonitas se unieron más tarde los moravos y metodistas, el Ejército de Salvación, los Hermanos de Plymouth, varias corrientes evangélicas y, finalmente, los pentecostales, en la tradición voluntaria de las iglesias independientes.
El mensaje bíblico sigue siendo actual, aunque algunos piensen que ya no tiene vigencia, pero las palabras de Dios y de sus voceros los profetas no pierden nunca actualidad.
Que los creyentes nos convirtamos en agentes de paz que caminan con los valores bíblicos en busca y construcción de una cultura de paz.
Jesús no se dedicó a escribir normas éticas para que las estudiáramos, sino que su vida ya fue un gran libro lleno de ejemplos vivos para que los sigamos.
El Evangelio no implica solo mirar al cielo, porque también es el Evangelio de la misericordia y de la projimidad que demanda una fe activa de mano tendida hacia los que sufren.
¿Por qué la Biblia no se refiere a tales criaturas, tan parecidas físicamente a nosotros y más inteligentes incluso que la mayoría de los animales?
El mundo está muy lejos del concepto de projimidad que nos dejó Jesús a pesar de que la tierra está llena de religiosos que son sordos al grito de los apaleados y heridos de la tierra.
No nos dejemos aplastar por los antivalores, por los contravalores bíblicos consumistas, insolidarios e injustos.
En el Evangelio ni los hechos en compromiso con el prójimo deben estar por encima de las doctrinas, ni las doctrinas deben estar por encima de los hechos de amor y misericordia.
Es cierto que existen cientos de fósiles de humanos y de simios prehistóricos. Sin embargo, no hay conexiones graduales ni vínculos evidentes que demuestren ninguna relación entre tales grupos.
Con la resurrección ha triunfado la justicia de Dios como justificación para la eternidad y como apertura a la esperanza justa en nuestro aquí y nuestro ahora.
No hagamos apología religiosa del dolor. Miremos la pasión como un sufrimiento redentor que se da una vez por todas. Dolor liberador.
Los evangélicos al mostrar mucho más la cruz vacía, están ya refiriéndose al “Consumado es”. Todo ha terminado. Hay salvación para todos aquellos que se acercan en humildad al Dios vivo pidiendo perdón y mostrando arrepentimiento.
Hoy hago un Vía Crucis pensando en los migrantes abandonados, expulsados, maltratados o fracasados en medio de los países enriquecidos del mundo.
El no tender la mano de ayuda y servicio como creyentes a los migrantes de la tierra, sería como faltar a la práctica de la misericordia, a la búsqueda de la justicia para con los colectivos oprimidos.
Si la religión nos aleja del prójimo sufriente, es una religión engañosa que practica una religiosidad vana.
En el desarrollo del cristianismo a lo largo de los años, predomina el deseo de relacionarse con Dios pensando en bendiciones, coronas y prebendas espirituales.
Si Dios es amor y derrama su amor entre nosotros, el prójimo injustamente excluido también debe ser amado por nosotros, si es que queremos de verdad disfrutar de ese amor divino.
Sin duda que el cristianismo siempre tiene algo que decir en cuanto a ser administradores fieles y que practican la solidaridad misericordiosa para con el prójimo necesitado.
El diezmar, hacer rituales, largas oraciones y genuflexiones no vale para nada si no se tiene en cuenta la práctica de la misericordia, la justicia y una fe viva que actúa a través del amor.
El amor que emana de la fe actuante se puede presentar como acicate de la evangelización, que es mucho más que palabras.
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