El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Con la resurrección ha triunfado la justicia de Dios como justificación para la eternidad y como apertura a la esperanza justa en nuestro aquí y nuestro ahora.
Jennens escribió sobre el proceso: “Creo que compuso el Mesías no tanto para agradar a los hombres, sino a Dios”.
Aquella maldita cruz, por momentos, se convirtió en el símbolo de bendición más grande de todos los tiempos.
Desde la condición galilea de marginación se puede ejercer con alegría la singularidad de la misión cristiana.
Nuestra tendencia natural es tenerle miedo a Dios. Pero el énfasis de la Biblia es no confundir el temor reverente con el miedo.
Negar a Cristo y su resurrección es lo que hace que la fe cristiana se mantenga en pie o muera. Por Adrián Butrón.
Los discípulos fueron asesinados, crucificados, y torturados por defender no sólo el evangelio de Jesús, sino su resurrección. Un artículo de Horia-Ioan Toma.
El mensaje cristiano no solo es que hay vida después de la muerte, sino que nos espera la resurrección y el juicio: por eso, sigue siendo un mensaje incómodo.
Las buenas obras las hacemos porque Cristo nos salva y santifica. Son resultado de la salvación pero no el medio de alcanzarla.
La imaginación de Cervantes transforma a un aldeano hidalgo, Alonso Quijano, en Don Quijote, hombre que del mucho leer libros de caballería se declara a sí mismo caballero andante.
El Señor comió delante de ellos un trozo de pez asado y un panal de miel, por amor a sus discípulos, con la idea de mostrarles la maravilla sobrenatural de la resurrección
Jesús, con su resurrección, transformó su debilidad en vida abundante, en fuente de poder que es capaz de vencer incluso a la muerte.
Lo que hizo Jesús fue declararse Mesías Divino sin decirlo literalmente y por lo tanto decir la verdad sin ser culpable de blasfemia.
Matan a Dios y Dios se deja matar. Lo asesinan, pero lo necesitan y en la noche más oscura lo buscan en su necesidad. Y Él resucita, tantas veces como haga falta, para regalar la ansiada paz.
Es para mí muy especial la historia real del precioso testimonio de Bernhard Langer y quisiera que pudiéramos celebrar juntos esta mañana especialmente gloriosa.
Si Jesús no hubiera resucitado de los muertos, vana sería nuestra fe y también estaríamos irremisiblemente perdidos en nuestros pecados.
La resurrección de Jesús es el anuncio de algo más que la vida después de la muerte: es una vida mejor, sin lágrimas, dolor ni tragedia. Es la buena noticia del cristianismo.
Jesús es la Resurrección y la Vida, por lo tanto no moriremos eternamente.
La buena noticia de que hay vida después de la muerte se fundamenta en Jesús. El relato que seguimos hoy ha inspirado a diversos artistas nacionales e internacionales.
El desafío de este año, al rememorar los sucesos de la pasión, muerte y resurrección de Jesús, fue darle cauce poético a ese nuevo contacto con los cuatro Cánticos referidos a él como figura enigmática y crística.
El resucitado empatiza con los débiles de esta tierra. Siempre ha estado a vuestro lado, tanto en su nacimiento, como en su vida, como en su muerte y como en su resurrección.
Se pueden decir de él muchas cosas, pero si hay algo que caracteriza su trayectoria, es su preocupación espiritual, algo tristemente ausente en la mayor parte de la literatura española actual.
No caben dudas acerca del hecho de que Jesús se levantó realmente de entre los muertos. Esto es lo que creían quienes habían sido testigos de tal acontecimiento.
Todas las preguntas, dudas y soledades; todo laberinto y cadena del alma, sólo tienen una respuesta: la cruz del Gólgota y la tumba vacía.
El cilicio en el que está sumida se transforma en gozo, pasando del entristecido luto al júbilo. Entiende que Él siempre ha estado ahí, cerca de ella.
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