El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si hoy gozamos de cierta libertad, fue a costa de la suya. Es nuestro deber seguir rescatándolos, hombres y mujeres que, desde su fe, una fe resistente, solo querían el bien de su España.
"El Cristianismo, que bajo la férrea envoltura de la Teología, la disciplina y la jerarquía romana pareció enemigo de todo progreso, no solamente no se oponía a lo que era justo y noble y grande en el progreso humano, sino que lo promovía y lo adelantaba", aseguró Araujo.
Los leo con la madurez que me han proporcionado los años, pero sin dejar de admirarlos con los ojos ingenuos de la niña que llevo dentro.
En España, las escuelas acogen un abanico de nacionalidades, luchando por ser un modelo de convivencia fraterna.
Para dar buen testimonio de fe no hacen falta demasiadas palabras ni darse bombo.
Le pido a Dios que me escuche y me dé todo tipo de respuestas y, al no encontrarlas, me enojo con él, doy media vuelta y finjo que estoy dormida.
Espacios plagados de vida. Ahí están, invadiendo el presente, llenándolo todo con espectros del ayer.
Lo guardado me une a un pasado del que no quiero desvincularme.
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