Hemos dilapidado la herencia cristiana, tanto cultural como espiritual, por un humanismo rabiosamente anticristiano.

Profundo poema-confesión de un autor religado a Cristo y a su ciudad amada: Salamanca.

Historia de un hombre común.

Hermosos versos de la poeta gallega, integrante del Consejo Asesor de Tiberíades.

Versos de raíz cristiana en una coedición con Pellicanolibri, de Roma. La traducción es del poeta y editor Beppe Costa.

El desbarajuste social y las consiguientes consecuencias que está produciendo la pandemia de la covid-19 han descolocado a todo el mundo y han alterado las agendas humanas.

Allí sentados, intranquilos, los dos niños esperaban a que se desarrollaran los acontecimientos. De vez en cuando, uno de los cristales superiores de la ventana temblaba y chirriaba con el viento que lo empujaba con fuerza.

Somos especialmente únicos por la gracia de Dios y esto, además de emocionante, es realmente formidable.

Versos de un cristiano comprometido con sus prójimos más desvalidos.

Somos millones de hijos e hijas de Dios que ya no queremos ser una Iglesia indecisa, una Iglesia atemorizada, una Iglesia politizada y una Iglesia desnaturalizada.

El alma del poeta presiente que el Amado galileo está próximo a él, llegando hasta el centro de sus imperfecciones.

El volante de la historia no lo conducirá el siniestro “anticristo”, ni mucho menos, sino el Soberano de los reyes de la tierra que es nuestro Señor Jesucristo.

Existen “astrónomos de la gracia” que son capaces de teorizar mucho sobre la gracia de Dios, pero solo la observan desde lejos.

Textos seleccionados del poemario Tiempo de Cruzar el Umbral, recientemente editado por Tiberíades.

Nos estamos acercando más que nunca al punto omega de la historia.

No hay intermitencias en la entrega misionera de Monroy; no hay espejos rotos en la rotación en que divide su tiempo para predicar la Palabra con el ejemplo.

Pongamos de moda la oración: esto no es nada religioso, es algo imperioso.

Monroy transmite credibilidad. Habla clarito y convence con la Palabra, pero también con el ejemplo.

Deberíamos trabajar con las nuevas generaciones en la impartición de un discipulado de raíces profundas y de intimidad con el Señor muy relacionado con la segunda venida de Cristo y el final de los tiempos.

Las palabras fueron significativas en la creación y en la caída. Son importantes para la redención. Dios le ha dado valor a las palabras.

Un mínimo tributo del poeta A. P. Alencart, tras recibir el libro “La fe del carbonero” (Ediciones Camino viejo, Valladolid, 2020)

No podemos ignorar que una conciencia turbia significaría la pérdida de la confianza para acercarnos a Dios.

Reciente segunda edición de este atractivo libro del autor vinculado con la Red Tiberíades.

Quizás necesitamos un nuevo toque del Maestro para ver lo que Dios ve con absoluta claridad y amar lo que Él ama.

Muchos creyentes de ambas orillas del castellano siguieron la intervención y formularon preguntas al poeta y profesor de la Usal.