El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Es conocida su adicción a los tranquilizantes, su relación con los Kennedy, sus matrimonios con el jugador de béisbol DiMaggio y el escritor Arthur Miller, su falta de puntualidad, desgraciada infancia e inseguridad ante las cámaras.
La directora catalana representará a España en la próxima edición de los galardones más reconocidos del cine con su última película, Alcarràs.
A todos nos parece que nuestro dolor tiene algo de peculiar, y sobre todo por el hecho de ser propio. Es al observar esta vida que, necesariamente, debemos comprender que solo somos un grito del coro de voces.
Los anhelos más profundos de justicia reflejan, al mismo tiempo, las mayores de nuestras frustraciones. Y de todo ello, ¿qué queda para los que han de venir después?
Debes hacer uso de las fuerzas que puedes reponer, pero no de las que comprometen tu propia salud.
Es bueno recordar, especialmente en esos momentos en los que podemos observar la crudeza de nuestro propio ser, lo que dice la Biblia sobre el amor de Dios.
¿Hay algo que equilibre el recuerdo en su justa medida? El autor de Eclesiastés nos recuerda que necesitamos una perspectiva de vida redimida en Cristo.
El drama estático que a veces parece esta vida, no es que simplemente se haga más llevadero, sino que cada lágrima se acaba convirtiendo también en una expresión particular de la alabanza.
Es tanto una figura mesiánica como alguien dominado por el mal. Es un improbable Cristo, por su imperfecta humanidad, aunque tenga una misión que domine su conciencia.
Todo comenzó en octubre de 1962, cuando el director releyó el evangelio según Mateo y le impresionó muchísimo. En su arrebato, decide hacer una película sobre el Evangelio.
En la película la infancia aparece como una institución que permanece firme ante las guerras y desilusiones de los ‘adultos’.
Es extraña la angustia de la muerte. Es agudo su dolor. Pero, sobre todo, la muerte es suspiro. Una dolorosa coma, pero una coma.
Hablar de lo eterno sin hablar de Cristo solo puede generar cargas insoportables, piedras que nadie estaría dispuesto a mover. Necesitamos de la esperanza cristiana para afrontar algo así.
No deja de ser sorprendente la innumerable cantidad de ‘imitaciones’ con las que se vive esta vida, con las que se pretende olvidar ese concepto bíblico tan relevante como es el de “vivir”.
Somos seres de contrastes. Eso, a veces hace que perdamos de vista la condición que tiende a dominarnos.
Si esta obra es ya un clásico contemporáneo, es porque nos interroga cada vez que nos acercamos a ella.
Si hay algo particularmente cristiano, eso es la Encarnación, una doctrina incomprensible, tanto para el judío, como para el pagano. No está mal pensar en ello, por lo menos una vez al año.
Si los legados personales se construyen “pieza a pieza”, como escribe David Lowery en su película más fantasmagórica, entonces somos los seres “más desdichados”, como decía Pablo.
La representación del amor en su película es sensible y realista en una parte de su experiencia, pero tiene un énfasis fatalista y su conclusión es desgarradora: es el desamor del amor.
No hay nada tan difícil y maravilloso a la vez como el perdón. Comprenderlo, causa asombro. Experimentarlo, libera.
La problemática con lo abusivo no es algo generado únicamente por unas condiciones laborales, económicas, sociales y relacionales determinadas. Todo ello es un reflejo de lo que es nuestra realidad interior.
Tan contradictorios como es el hecho de vivir odiando y reconocer una parte fundamental de nuestro consuelo en la presencia de los otros.
Ningún suceso puede ser trágico en última instancia, porque gracias a la bondad inmerecida de Dios cada experiencia de la vida ayuda para su bien final.
Ha comenzado el rodaje de la historia del padre Stuart, un boxeador convertido en sacerdote católico. Wahlberg ha estado trabajando en el proyecto durante seis años.
La crisis climática es una proyección a escala más grande de la crisis del corazón humano. Y esta última no es natural, sino de carácter moral, que no es lo mismo que moralista.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.