El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Una crítica de Priscilla, de Sofía Coppola (2023).
Una crítica de la película Ferrari, de Michael Mann (2023).
La película de David Fincher nos muestra la realidad de la vida en un mundo roto, donde no podemos ser conocidos, ni perdonados del todo. Para eso hace falta una obra sobrenatural.
Una reseña de Ida, de Pawel Pawlikowski (2013).
Una crítica de Pobres criaturas, de Yorgos Lanthimos (2023)
Una crítica de Perfect Days, de Wim Wenders (2023).
Una reseña de la película Los que se quedan, de Alexander Payne (2023).
Lo radical del evangelio es que no promete una distracción superficial del pesar que probablemente nos acompañe en esta vida, sino que ofrece una liberación completa en la que todo en nosotros quedará redimido en Cristo.
En este nuevo panorama ecologista, de conferencias globales e infinidad de organizaciones, la carga política parece haber ocupado el lugar de la reflexión y el pensamiento. Solo se ven enemigos por doquier.
Un comentario a la película Napoleón, de Ridley Scott (2023).
Un comentario de la película El viejo roble, de Ken Loach (2023).
Un comentario de la película Saben aquell (2023), de David Trueba.
Algunas reflexiones personales sobre esa relación tan peculiar, como la que une a hijos y padres, a raíz de algunas referencias a ello en la gran pantalla.
Como en el principio del texto bíblico, en el audiovisual se repiten las historias de una pareja en el ámbito rural que sucumbe ante algún tipo de mal. Sin embargo, los enfoques son distintos.
No es casualidad que el Dios que se revela en Cristo Jesús sea un Padre que ha conocido el dolor en su propia carne.
‘Su único hijo’ lleva a la gran pantalla una de las escenas icónicas del Antiguo Testamento. Conversamos con David Helling, director de esta película bíblica que ha convencido a crítica y público en Estados Unidos y se estrena este fin de semana en España.
Pocos cineastas como él han plasmado la soledad del ser humano, que hace vagar a sus personajes en busca de la redención de un padre ausente.
Tan poco apercibidos sobre lo que somos en esencia, sigue inquietándonos la expresión más básica de nuestra humanidad.
Si la película de Gibson se considera antisemita, entonces todo el Nuevo Testamento lo es.
El cine captó el horror de un conflicto, que lejos de exaltar los grandes ideales, mostró la podredumbre humana.
La película de Sabatino comienza con el título de “una historia bíblica”, no porque cuente la vida de un personaje de la Escritura, sino porque en su protagonista reconoce la sabiduría y necedad de muchos caracteres bíblicos.
Si tuviera que escoger a un director de la historia del cine, sería sin duda Hitchcock. Y de toda su inmensa obra, me sigo quedando con Vértigo.
Una reflexión previa a la paternidad, en un año en el que la realidad del contraste entre la vida y la muerte ha sido especialmente notoria.
El anhelo de la inmortalidad ha revestido la visión de la existencia en cada civilización. Vivimos constantemente preguntándonos por esta vida y buscando extravagantes formas de conservarla.
Las cosas que edificamos sobre anhelos egoístas y con una conciencia carente de sentido, con el tiempo se vuelven banales y molestas. Nos incomodan hasta que desaparecen.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.