El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Quizás, seamos nosotros los que podamos decir al mundo: ¡Andad sobre las aguas! Sí. Porque alguien que es real, poderoso y bueno, nos invita.
Es para Salle, una imagen de las contradicciones de la sociedad actual, sensibilizada por la naturaleza y el medio ambiente, pero buscando el reconocimiento personal para tu propio beneficio.
El peligro de tontear con los mantos babilónicos
Lo que comienza siendo solamente pecado, si se justifica, se termina convirtiendo en doctrina.
Maniatados con valores en contracultura con la Biblia, no podemos ser, en muchos casos, buscadores de justicia, ni denunciadores de la opresión.
Las Sagradas Escrituras de ninguna manera nombran estos pecados en forma colectiva, pero separadamente condena a cada uno de ellos y muchos más, los cometan ciudadanos, políticos o reyes.
Partiendo del texto de Apocalipsis 7: 14, la canción habla de conceptos como el de la limpieza de los pecados o el blanqueamiento que viene de la sangre del Cordero.
La velocidad de escape de nuestra voluntad no es, ni de lejos, suficiente para vencer esa fuerza que nos succiona hacia la perdición.
La forma en la que ha gestionado la crisis alrededor de su integridad personal ejemplifica uno de los problemas de nuestra sociedad: la enorme dificultad de reconocer nuestras propias faltas.
La cosmovisión bíblica del pensamiento judeocristiano no es nada popular, al partir de un concepto radical de la maldad del hombre. Por contra la Ilustración defiende la bondad innata del ser humano, y eso ha llevado a todo lo que representa el Holocausto.
Los celos son tan crueles que te enseñan lo que no existe y te hacen ver lo que nunca ha ocurrido. Lo único que existe es lo que tú crees que existe: mejor dicho, lo que tu envidia te dicta que existe.
Todo esto es el resultado del falseamiento de la noción de derecho, que se ha adulterado de tal modo que no hay cabida para la responsabilidad propia sino sólo para la ajena.
El empleo de términos casi neutros en lo que concierne al orden moral, solo puede acabar en dos alternativas, que son la parcialidad o el falseamiento.
La Biblia enfatiza la realidad del pecado como una falla humana, como una enfermedad que solo puede ser curada por Jesucristo.
El himno reflexiona de manera conmovedora en el coste de la redención.
Underwood muestra a un ídolo aún más atractivo que el dinero: el poder que se puede conseguir con él. Es un relato demoledor, que acaba con todo idealismo.
En el primer libro de la Biblia encontramos a un Dios que, desde el principio, está buscando restablecer la relación rota con las personas.
Una espiritualidad desencarnada, insolidaria y ajena a las preocupaciones mundanas, no es cristiana.
El mensaje de Jesús insiste en que todos somos pecadores y en que Dios nos llama a ir a Su lado no porque somos buenos sino porque no lo somos.
La vida sin mácula que habían llevado se imponía como argumento incontestable para entrar con holgura por las puertas de perlas… pero algo no funcionaba.
Pocos libros se han acercado al misterio del mal como “El corazón de las tinieblas”. La literatura, la música y el cine siguen volviendo a este misterioso viaje por el Congo, para descubrir en él algo del corazón humano.
Para que Dios pueda perdonar el pecado, ha de ocurrir alguna cosa. Dado que es santo y justo, no puede decir simplemente: “Bien, tú has pecado y yo te perdono”.
A ninguno de nosotros nos gustaría estar en esas tres categorías, pero déjame decirte que caemos en ellas a menudo.
¿Qué es la avaricia? Para San Pablo, no sólo bloquea la entrada al reino de Dios, sino que está también entre los vicios que descalifican para ocupar cualquier oficio en la iglesia.
Por causa del pecado, toda sociedad “categoriza” a los seres humanos. Todos “somos iguales”, pero claramente algunos son más iguales que otros.
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