El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Existe un tiempo para actuar, un tiempo para esperar y un tiempo para dejarse guiar.
Necesitamos recordar que Dios está con nosotros y nos ayudará a ser lentos para la ira: es parte del fruto del Espíritu de Dios.
Todos tenemos nuestro propio Jordán. Todos podemos cruzarlo si confiamos en aquel que nos ha dado poder para hacerlo.
Entre otros contenidos, conoceremos cómo un directivo tomó la iniciativa para compartir sobre su fe en el ámbito empresarial.
En momentos de crisis y dificultades, la paciencia toma un protagonismo vital para poder tomar las mejores decisiones.
Vivimos en la tiranía del éxito, deslumbrados por lo inmediato. Pero conforme va pasando el tiempo en nuestra vida, aprendemos que la paciencia suele ser una de nuestras mejores amigas.
Estoy aprendiendo; un poco más si cabe, a esperar. Que no hay tanta urgencia y sí mucha gente con prisa.
Hemos de convertir los tiempos de espera en tiempos de esperanza y de paciencia. Entonces descubriremos que Dios puede transformar nuestras adversidades en oportunidades.
Lo que se puede ver, tocar y tener ahora es lo que cuenta. Ese es el valor supremo de este mundo.
Son testimonios de lo que va pasando en nuestro pequeño mundo evangélico, que al mismo tiempo puede ser de influencia en su entorno.
Dios sabe cómo librar de la tribulación a los justos.
La tecnología y las nuevas formas de comunicación tienen aspectos positivos, pero también inoculan un virus casi tan nefasto como el ébola.
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