El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Cerca de 600 estudiantes cristianos, distribuidos por toda España, están dando testimonio entre sus compañeros.
El abrazo del olvido quiere tapar; el abrazo del rescate quiere sacar a la luz. Gratitud para todos los que abrazan la verdad.
Para mí el desafío es el equilibrio: no somos del mundo, pero somos enviados al mundo; y hay mucha tradición evangélica y zona de comodidad de la que debemos desprendernos para ir, y acercarnos a donde nuestra sociedad realmente está.
Semana a semana he ido entendiendo que algunos estamos y existimos para dar a conocer lo que otros llevan a cabo.
Algunos saben aprovechar la Libertad religiosa y el bienestar, mientras otros dormitan.
“Todos formamos parte de un vecindario o barrio, todos podemos ser misioneros allí donde estamos, haciendo real la Palabra de Dios en nuestras vidas, de una manera práctica”.
Es más fácil que se dé apoyo a artes más visuales o “útiles” como aquellas relacionadas con la música, ya que en casi todas las iglesias locales se precisa de personas para tocar o cantar.
A los jóvenes los animo a luchar por sus sueños, a no desalentarse frente a las dificultades; teniendo la fe como bandera y escudo, reconociendo que estamos llamados a la excelencia.
Nadie va a escuchar nuestras denuncias de esos abusos si no escuchan también nuestra confesión y arrepentimiento de nuestras propias injusticias y abusos.
“No podemos guardar silencio ante un problema que puede afectar mucho a las ovejas que Dios nos da a pastorear”, dice el psiquiatra.
Cuando pones los dones que Dios te ha regalado a su servicio no lo ves como una obligación, sino como un verdadero placer; sobre todo cuando trabajas en equipo con gente que comparte la misma visión.
Me alegra ver cómo los evangélicos españoles están expresando su opinión en la vida pública y se están involucrando para ayudar a aquellos atrapados en la explotación sexual, o su lucha para establecer y mantener sus lugares de culto.
La misión se ejerce en lo cotidiano, necesitamos recuperar la centralidad del Evangelio y el corazón misional de la iglesia.
La visión protestante de lo social ha sido siempre más abierta a lo democrático y menos elitista y más cercana a la visión bíblica.
Pienso que nosotros, que somos la iglesia, deberíamos tener esa capacidad para estar con las personas donde éstas estén, como hizo Jesús.
En todas las carreras que presenciamos, los corredores aumentan la marcha ante los aplausos y ovaciones del público que encuentran en cada tramo.
Los temas que preocupan a la sociedad, también deberían inquietarnos porque somos parte de ella; somos llamados a ser levadura, sal, luz, las manos y el corazón de Dios, para hacer visible Su invisible reino en la tierra.
Contra todo pronóstico asumieron que debían ser ejemplo, a pesar de su inexperiencia, debilidades y escasa formación.
La insistencia de la obra de los Trenchard en la Palabra y el testimonio, ayudó a las iglesias emergentes y supervivientes a cobrar una nueva confianza en el Evangelio.
Percibamos el valor de llevar a la praxis las instrucciones que Dios nos da sobre la hospitalidad, el amarse, la misericordia, la compasión.
Hagamos el papel de mediadores para que los países implicados trabajen en el cumplimiento de los compromisos que adquirieron en el año 2000.
Si la Navidad se ve desprovista del milagro de la encarnación del Hijo de Dios, entonces es una fiesta vacía.
La iglesia no puede declararse fuera de la historia de sufrimiento del mundo porque fue allí donde su Señor se encarnó, vivió y fue crucificado entregando su vida.
El papel de la Iglesia es sacrificial, pero en el primer mundo es algo que cuesta de entender por cuanto vive en un relativo bienestar.
“Para que nuestra salvación sea un hecho consumado, hay que ir al pie de aquella preciosa Cruz y apropiarse por fe y con arrepentimiento de ese sacrificio; eso es lo que hace que Él sea nuestro Salvador Único y personal”.
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