El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Si la fe, como diría el apóstol Pablo, actúa por el amor, la verdad cristiana debe estar encarnada en la historia, en el mundo, en el concepto de projimidad.
‘Amor’ hoy puede significar cualquier cosa. Pero Jesús mostró en las bienaventuranzas lo que implica la verdadera misericordia.
Jesús está llamando a todos a seguirle y él puede transformar la vida de cualquiera.
Dios se ve atraído por los pobres, los marginados y los indeseados de este mundo.
Cuando la ley humilla o hace sufrir al hombre, la vida para Jesús siempre está por encima de la ley.
Cuando se practica una sincera espiritualidad de ojos abiertos, se ven cosas para las que antes estábamos ciegos.
¿De dónde vendrá, entonces, la misericordia, la compasión, para el que ha transgredido y reconoce su falta? Si de los hombres no viene ¿de dónde procederá?
De Jesús aprendemos que a las personas en su necesidad se las comprende más y mejor desde la compasión y la misericordia que desde el juicio condenatorio.
Si Dios fuese interesado dejaría de ser ilimitado. Se duele con todo lo malo que puede ocurrirle al ser humano y se alegra con todo lo bueno que le sucede.
Cuando las riquezas de alguien son causa del empobrecimiento de muchos, no son lícitas, son pecaminosas.
Los ojos de Jesús penetraban hasta lo más profundo del corazón de los hombres y podía enjuiciarlos de forma perfecta y exacta.
Vivir la espiritualidad cristiana debe implicar el comprometernos tanto con Dios como con el prójimo.
Si una definición de pecado es no dar en el blanco, el menosprecio consiste precisamente en eso, en no dar en el blanco.
Lo que garantiza la profundidad y el supremo valor de lo humano es lo divino, la propia divinidad que también asume Jesús en su encarnación. Se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
La muerte de Jesús en la cruz, representa y aglutina lo que fue su compromiso con el hombre que sufre. Jesús fue humano, muy humano.
¿Es posible que el prójimo se nos haya vuelto desangelado, etéreo, frío?
Cuando la necesidad ajena acecha, no hay peor sordo que el que no quiere oír, ni más ciego que el que no quiere ver, ni corazón más duro que el que no quiere amar.
La incredulidad no constituye oferta de vida para nadie. Combatir todo este ideario es el gigantesco trabajo que aguarda a los discípulos de Jesús.
Si esta obra es ya un clásico contemporáneo, es porque nos interroga cada vez que nos acercamos a ella.
No hay lujos, ni boato, ni grandezas, ni aparece rodeado de apoteosis pirotécnicas. Sencillamente, nace.
Aunque hay cosas que tal vez no se curen, mi Dios tiene poder, amor y compasión, y me gustaría llevar a las personas a una relación íntima y personal con Él.
El cristiano no puede tener una ética intramuros de las iglesias y otra cuando se encuentra inmerso en las realidades temporales, sean políticas, sociales o económicas.
Tú, conquistador de almas, nunca subestimaste a quienes carentes de todo necesitaban un poco; un poco de ti es demasiado.
Tengamos cuidado con lo que opinamos y decimos; podemos hacer mucho daño a personas inocentes, y eso sigue viéndolo el Señor y será quien actúe en consecuencia.
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