El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Aún queda mucho por explorar en el texto sagrado, muchos misterios que desentrañar y muchas bellezas por descubrir. Parecidas características se dan en el Quijote.
¿Qué pensó del clero de su época el insigne autor del Quijote? ¿Qué eran los curas, según Cervantes?
Los escritos bíblicos no callan los defectos de sus autores ni se pintan a sí mismos intachables, cuando hubieran podido hacerlo. Otro tanto ocurre en el Quijote.
A Don Quijote no se le puede encasillar en religión alguna. Lo demás son ganas de marear la perdiz.
Tanto la Biblia como el Quijote son libros que ejercen influencia universal.
Mientras el Quijote se limita a analizar nuestra condición humana, la Biblia, después de analizarla por el ojo escrutador de Dios, nos dice cuál es el remedio divino a todas nuestras calamidades.
La Biblia es la revelación divina de nuestra peregrinación terrena y habla el lenguaje de la eternidad.
El Quijote es un gran libro escrito por un gran hombre; la Biblia es un gran libro escrito por grandes hombres, pero inspirado por Dios.
La Alianza Evangélica Española lanza un proyecto para reflexionar sobre “la identidad misional de la iglesia” y desafiar a los creyentes “a la acción”.
El conocimiento que Cervantes tenía de la Biblia era bastante amplio, pero muy pocas veces la cita literalmente.
La 2ª Conferencia Evangélica Misionera de Cataluña reunió a más de 600 personas interesadas en impulsar y entender la misión como estilo de vida del cristiano.
En el cuarto centenario de su muerte: Cervantes y la Biblia "protestante"- Bien pudo Cervantes haber tropezado con uno de estos ejemplares en sus andanzas.
En los comentarios de la protagonista late el prejuicio religioso de una España que desconoce la Escritura, pero que odia todo lo que suene a protestantismo.
Nuestra opinión es que Cervantes conoció y leyó los sagrados escritos en lengua de Castilla.
Trata Cervantes de la Cruz de Cristo empleando un lenguaje que, de no estar en verso, diríase escrito por San Pablo.
El 28 de enero fue el director de la Real Academia Española, Darío Villanueva, quien unió a la queja. Dijo: “España no debería dejar pasar la oportunidad de darle a esta efeméride el eco y la resonancia que nuestro escritor epónico merece”
No basta con decir que Cervantes conoció los textos sagrados. Esto es decir muy poco. Los amó, se identificó con ellos.
El fin principal que se propuso Cervantes fue, como él dice, deshacer la autoridad y cabida que en el mundo y en el vulgo tenían entonces los libros de caballería.
La muestra recorre la obra del autor y su relación con las Escrituras en el cuarto centenario de su muerte.
Para Cervantes, todo cuanto la Biblia dice es verdad, y en esta verdad descansaba su fe y su conciencia religiosa.
Nunca, en toda su obra, Cervantes se permite hablar de la Biblia en tono jocoso, como lo hace con otros libros y, en especial, con los de caballerías.
Escritores de todos los tiempos han usado de comparaciones y metáforas parecidas a las que emplea Cervantes cuando han querido hablarnos de la brevedad de nuestra vida.
Toda la obra de Cervantes refleja con claros destellos las preocupaciones de nuestro escritor por los grandes temas relacionados con el más allá y con nuestra conducta moral y religiosa en esta vida.
En cuanto a Unamuno, subsiste un magma de tópicos, ignorancias lectoras y prejuicios, especialmente desde la orilla católica, pero también -y esto es lo lamentable- desde el protestantismo. Aquí un homenaje del poeta Alencart.
‘Ecología y cambio climático. Una reflexión cristiana’, ayuda a a tomar conciencia de lo peligroso que pueden ser los desequilibrios ecológicos para nuestra supervivencia.
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