El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Oro para que nuestras nuevas generaciones recuperen el valor, descaro, convicción, determinación, y firme seguridad en el Señor para plantarse ante el mundo.
Este 31 de octubre se conmemora en todo el mundo la Reforma Protestante, algo más de cinco siglos después de que Lutero clavase sus 95 tesis en Wittenberg (Alemania).
Lutero, al ver la inesperada difusión de sus tesis, se lamentó diciendo que si lo hubiera sabido, lo hubiera hecho mejor, más inteligible y redactadas bajo los cánones de toda obra teológica.
Para Lutero esa urgencia significaba entonces la demolición del poder papal, pues su permanencia suponía la continua corrupción del cristianismo.
Los radicales de Zúrich perciben con claridad que sus críticas tanto a príncipes católicos como a protestantes, al igual que a sus respectivos teólogos, les acarrearían persecuciones.
Mientras Lutero desaprobó tajantemente la insurrección campesina, Müntzer lanzó juicios contra los príncipes y sus aliados. Ambos consideraban que estaban respaldados bíblicamente.
La interpretación que hizo Müntzer del cuarto Imperio, Daniel 2:33, 41-43, le llevó a concluir que allí se explicitaba la necesaria unión del poder político y el poder religioso para hacer los cambios.
Müntzer y Grebel buscaron un mundo mejor. Les tocó vivir tiempos de cambios vertiginosos.
La radicalización de Müntzer iba en ascenso y sin punto de retorno. Su fama trascendió.
Coincidían en que la Biblia era la autoridad. Pero su lectura de ella les llevó a interpretaciones distintas, que desembocaron en conductas contrapuestas acerca de cómo trasformar la sociedad.
Resulta paradójico el hecho de que fue precisamente el carácter ‘apolítico’ de la Reforma aquello que permitió su enorme efectividad política.
Un granjero que conocí acababa de dejar la Iglesia Luterana y se había unido a una comunidad neopagana. “A diferencia del cristianismo, aquí la gente vive en armonía con la naturaleza”, me dijo. “Aquí, el hombre sigue siendo hombre y la mujer, mujer”.
Lutero no puede aceptar la pretensión de Aristóteles de que exista una dimensión teórica puramente contemplativa, por la cual la razón humana ve desinteresadamente el bien y nos orienta a él.
Por ese cristocentrismo Lutero conquistó algo que en ningún momento la cristiandad anterior había tenido: reconciliarse con la potencia del humanismo.
El pastor luterano de la Zionskirche se llamaba Hans Simon. Solía ir con un jersey de cuello alto y una pipa siempre en la mano. La Stasi espiaba todos sus movimientos.
Más que un revolucionario religioso, Lutero de hecho provocó una revolución mental que se volcó en la religión porque era la única manera que tenía un teólogo y un monje de luchar contra sí mismo.
La Palabra, la Escritura, según la misma Escritura, y que la Reforma expuso, siempre es fresca, nueva. Brota a cada instante.
Alegría, esperanza, fuerza, trabajo, comunidad… ¡La Palabra y sus frutos!
El gran momento de la Reforma puso en el centro a Dios en su condición de Señor del tiempo y las circunstancias. Ni Lutero, ni nadie en esos momentos, previó o actuó para producir lo que luego vino.
Enzinas acepta abiertamente la doctrina de la justificación por la fe, a la que veía como la clave de la religión cristiana.
Enzinas tuvo una cercanía con Calvino que le permitió avizorar, más tarde, la posibilidad de publicar la Biblia completa en castellano, proyecto que se frustró por su muerte prematura en 1552.
A pesar de que el 47% de los habitantes de la capital de Finlandia pertenecen a la Iglesia Luterana, la mayoría de los cristianos acuden a otras congregaciones.
Según Ratzinger, el cristianismo es el catolicismo romano y viceversa. Esta fue su convicción desde el principio hasta el final de su vida.
Ninguna iglesia debería tolerar la conducción de un liderazgo narcisista y autoritario. Esa actitud está en las antípodas del ejemplo de Jesús.
El impacto de la vía mística en Lutero y la Reforma es innegable; muchas de las afirmaciones típicamente protestantes fueron influenciadas por esta escuela.
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