El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La historia de Elisabeth sólo ocupa en la Biblia el primer capítulo del Evangelio escrito por Lucas.
Toda la primera parte de la Biblia contiene casos de antropomorfismo.
Ella fue la mujer elegida por el Padre para la encarnación del Hijo.
¿Se refería Don Quijote simplemente al dar contra los muros de la Iglesia o pensaba en el peligro que supone tener a la Iglesia católica en contra?
La Iglesia Católica ha tejido en torno a la figura de María una serie de dogmas que no se encuentran en el Nuevo Testamento.
Cuando Cervantes alude en el capítulo 47 a un carro de fuego, que lleva a su ocupante por los aires con extraña ligereza, tiene en la mente al arrebatamiento del profeta Elías.
Un enfrentamiento entre quienes sólo ven las maldades ajenas y el ojo de Dios que no hace distinción de pecados.
Salomón escribe sobre la fuerza del amor humano como el que latía en el corazón de don Luis.
Una bonita y tierna historia. La mujer había padecido durante doce años. Al ser su enfermedad inveterada e incurable, el milagro adquiere mayores proporciones.
La Biblia ha venido guiando la historia desde el principio del tiempo, venciendo tormentas de odio, apaciguando tempestades de controversia, llevando la civilización a tierras extrañas y la paz a hogares civilizados.
La larga conversación que tiene lugar entre Jesús y la Samaritana es un ejemplo de cómo se ha de tratar a una persona que queremos ganar para nuestra fe.
En el Nuevo Testamento existen cuatro epístolas escritas por el apóstol Pablo a los romanos, a los corintios y a los gálatas. Son conocidas como cartas de la cautividad.
Magdalena siguió a Cristo más allá de los caminos, más allá del dolor, más allá de la muerte.
Las letras de la Biblia cumplen las exigencias que pedía Aristóteles, contribuyen a la prosperidad espiritual de la persona y son un consuelo en la desgracia.
Entre Marta y Jesús tiene lugar una larga y notable conversación sobre la vida y la resurrección, que el evangelista Juan registra escrupulosamente.
Según la Biblia, el que duda es como «la arena del mar, que es arrastrada por el viento y echada de una parte a otra» (Santiago 1:6).
Su carácter presenta un hermoso cuadro: contemplativa, confiada, cariñosa; para ella el cielo consistía en sentarse a los pies de su adorado Maestro y Señor.
Los numerosos nombres para indicar las varias edades del niño atestiguan el interés de la Biblia por los pequeños. El Antiguo Testamento contiene numerosas enseñanzas respecto a los niños.
La excelencia de la fe consiste en dar firme asentimiento a verdades reveladas por Dios en Su Palabra. La incredulidad no es otra cosa más que la falta de fe.
En el Nuevo Testamento, Juan el Bautista predica la penitencia como un viraje de vida completo.
Los últimos datos que he logrado reunir dicen que Estados Unidos ha reducido la ayuda económica a las iglesias evangélicas de Europa, lo que también afecta a España, en un 50%.
Para la Biblia, el verdadero amor, el amor ideal, el amor del alma, es el que sólo desea la felicidad de la persona amada sin exigirle nada.
En Gibraltar, plaza de gran importancia en el inicio de la segunda Reforma, se instalaron hombres que habían llegado huyendo de la intolerancia y persecución religiosa.
Muchos siglos antes de que Cervantes diera vida a Leandra, uno de los autores bíblicos se había referido a dos mujeres de gran belleza.
En vez de darnos una luz, la del Evangelio, para que con ella nos abriésemos por nosotros mismos nuestro sendero a través de la senda del mundo, se nos lleva en él, dando tumbos, por caminos que no conocemos y a oscuras.
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