El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Camus desentierra el eterno tema del sufrimiento de los sin culpa. Es la punta más aguda del problema del mal. Pero el escritor sabe también que sólo el Cristianismo de Cristo ha dado una respuesta a la pregunta de por qué sufren los inocentes.
Además de ser un derecho imprescindible del hombre, la libertad de conciencia fue también una diaria conquista.
Tagore sufre la aparente ausencia de Dios, quien parece jugar caprichosamente al escondite con el hombre que le busca y le llama. Pero Dios no desaparece.
Algunos dirigentes evangélicos temían que los Acuerdos fueran discutidos interminablemente y rechazados en parte o en su totalidad por la oposición de algunos diputados. Ocurrió exactamente lo contrario.
Hay que matar la duda. Estrangular las vacilaciones y las incertidumbres que impiden una fe genuina, total, que nos hace desconfiar cien veces y confiar una sola.
En una situación de ahogo a causa de la intolerancia y de algunos casos de persecución religiosa, en 1956, un grupo de dirigentes evangélicos hizo llegar al general Franco una carta reclamando soluciones.
Lo conseguido fue mucho, si tenemos en cuenta la intolerancia religiosa predominante y los escasos medios humanos y económicos disponibles.
La Librería Abba acogió un acto para celebrar la trayectoria de este medio. Fue un tiempo de reencuentros, emoción y el desafío a seguir comunicando para construir.
Me conmueve la extrema generosidad con la que se prodiga con tirios y troyanos, jóvenes y mayores, indígenas españoles y foráneos de todas las latitudes.
Dios, la religión, el amor, la muerte, el alma, la eternidad, son asuntos constantemente tratados en sus temblorosas rimas y en las narraciones en prosa.
Nacieron a la nueva vida en Cristo y encendieron la luz del Evangelio donde antes difundieron tinieblas de error.
La poesía de San Juan de la Cruz está considerada como la más brillante que produjo el Siglo de Oro español.
A lo largo de los años he utilizado la palabra hablada en infinidad de ocasiones y he utilizado también la palabra escrita.
“25 ENIGMAS DE LA BIBLIA”, por Máximo García Ruíz, Ediciones Noufront, Valls, (Tarragona), 2018, 247 páginas.
Ahora, en la etapa final de mi existencia, quiero dejar escrito un reducido balance de mis trabajos.
Frente a una sociedad que tiende a destruir la armonía del ser y del universo, existe la posibilidad y la certeza de reencontrarla, porque es un reino que está dentro de nosotros desde el principio.
Explica Claudio Gutiérrez Marín que "el español no siguió a los reformadores. Los intelectuales se encogieron de hombros. Pensaron que la Reforma era semejante a la Iglesia que ellos conocían muy bien; creyeron que la Reforma no podía transformar ni salvar a la nación”.
La humanidad se ha vuelto sorda ante los dolores y clamores del desvalido. Hemos llegado a ser peores que los animales irracionales. El egoísmo y la confusión lo invaden todo. En esta ceremonia de locura sólo tenemos un camino claro: eperar a Godot.
Es preciso que desaparezca esa vergüenza de que en un país que se dice cristiano, y donde los 9.999 por cada 10.000 no han leído el Evangelio, sirva éste todavía para que lo recorten en pedacitos, los cierren en unas bolsitas bordadas por monjas, y llenas de lentejuelas y las cuelguen del cuello de los niños a guisa de amuleto.
Entre la mente de Dios y la mente del hombre existirá siempre esa abismal distancia teórica que hay entre el cielo y la tierra de la que habla el profeta Isaías. Los caminos de Dios no son los caminos del hombre. Ni los ojos de Dios son los ojos del hombre.
Copleston dice a Russell que si cree en la experiencia de enamorarse o de apreciar la poesía y el arte, con qué derecho niega la posibilidad de la experiencia religiosa personal.
La pasión que Hawking manifiesta por conocer el origen y destino del Universo no es nueva. En realidad, es tan antigua como el hombre mismo.
A trabajar sin tregua ni descanso en pro de la libertad de conciencia que es la vida de nuestra vida y será, cuando implantada se halle en nuestras leyes y en nuestras costumbres, la única garantía posible de una España culta, grande y progresiva.
Fue, a mi juicio, un hombre que combatió en su época todas las formas de inhumanidad en el orden social.
"El Cristianismo, que bajo la férrea envoltura de la Teología, la disciplina y la jerarquía romana pareció enemigo de todo progreso, no solamente no se oponía a lo que era justo y noble y grande en el progreso humano, sino que lo promovía y lo adelantaba", aseguró Araujo.
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