El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El dios Mamón no ha muerto. Hoy el hombre sigue construyendo ídolos a este dios de las riquezas, al dios del dinero.
Si uno se da una vuelta por los pisos de grandes ciudades, comprobará que cada vez hay más gente que vive sola. Solteros, separados, divorciados.
El poeta estima que el tener a Cristo y entrañarte en sus parábolas, permite que el futuro pase en este ahora. Con el Amado galileo se ama aunque esté a tres metros bajo tierra.
No habría que interpretar el análisis y la acción sociopolítica de los cristianos como una intrusión, sino como parte de la vivencia de su fe y denuncia profética que se les ha encomendado.
En los 66 libros de la Sagrada Escritura hay más preocupación social, más interés por los pobres que en todos los escritos de Marx, incluyendo El Capital y El manifiesto del partido comunista.
Seríamos malos ciudadanos si exigiéramos al Estado una cantidad de lo que damos.
La cultura en la que uno nace y crece no es algo irrelevante o accidental de lo que se puede fácilmente prescindir, sino que configura la identidad personal, la singularidad de cada uno.
Muchas iglesias se decantan más por la denuncia de ciertas manifestaciones de inmoralidad sexual, dejando a un lado otros males iguales o más graves que incluso penetran en nuestra forma de vida como cristianos.
Ofrezco a los lectores de esta sección en Protestante Digital algunas de las opiniones expresadas en torno a La palabra suficiente y su autor.
Pilar Olmedo nos ofrece un libro que atrae y seduce por su originalidad, por recordarnos temas a los que no siempre concedemos atención.
Hay que atacar los fundamentos y las raíces de la injusticia social, del robo de bienes y de dignidad que se hace contra más de media humanidad.
Cuando se suprime la exégesis y no se tolera la crítica, se terminan imponiendo tradiciones humanas en lugar de la Palabra de Dios.
En este su último libro, Alfredo Pérez-Alencart incluye 124 poemas que le han llevado veinte años de trabajo, desde 1994 al 2014.
Dice Pablo Martínez: “la manera en que afrontamos nuestros propios aguijones (dolores) en la vida es el mejor sermón que podemos predicar jamás”.
De poco valen los esfuerzos por plasmar códigos éticos, legales o sociales, si no somos capaces de cambiar a la persona.
Un problema serio es que en muchos lugares el púlpito se ha vuelto frívolo, para repartir como confites opiniones interesantes en vez de proclamar la Palabra de Dios.
A lo largo de 350 páginas Ana Romero “jalona hechos que terminaron en la renuncia por incapacidad de Juan Carlos para recuperar el cariño y el respeto de los españoles”.
Al negar a Dios nos hallamos ante un fenómeno de sustitución. El francés Pascal decía que el incrédulo es el que más cree.
La mirada de Jesús está en contracultura con la forma de mirar de los políticos y de los humanos en general.
Esta semana es el 600º aniversario de la muerte del reformador checo Juan Hus.
Se puede decir que en la Biblia los primeros predicadores, y no sólo maestros de la ley, fueron los profetas en Israel.
Un día, los huesos molidos del tantas veces molido Don Quijote saldrán a resurrección de vida.
Me maravilla la capacidad de Jacqueline Alencar para reunir a un grupo de valiosos escritores en torno a su revista.
Esos separados, estigmatizados y privados de libertad, también pueden encontrarse en su viaje con la mejor oferta de libertad jamás pensada por ellos.
Jesús, que no tenía pecado alguno de que arrepentirse, se identificó con los pecadores en ese escandaloso sacramento del arrepentimiento.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.