El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
¿Cómo silenciar mi fe, si yo había ido precisamente a comunicarla?
El misterio de Dios no permaneció oculto. Cristo es la revelación del misterio de Dios, que en otras generaciones no se dio a conocer.
La muerte, olvido o asesinato del diablo no nos libera, sino que nos oprime con un plus de responsabilidad humana ante el mal.
Tan solo cinco meses después de haber renunciado a su ateísmo, el que había sido ateo se convirtió en predicador de la Biblia.
¿Es ateo cristiano el que admite la existencia de Dios pero no la incorpora a su vida?
Lo que aquí cuento es autobiografía pura.
Si falla la misericordia, desaparece también la denuncia.
A Dios se le puede ignorar, pero no se le puede suprimir. A Dios se le puede combatir, como hace el ateísmo, pero no se le podrá vencer.
Dos símbolos humanos encarnan el escándalo de la pobreza humana y la desigualdad: el rico Epulón y el pobre Lázaro.
Seamos quienes seamos, hagamos lo que hagamos en todos los campos de misión, hagámoslo con humildad y sin ningún tipo de prepotencia.
Se publica un documento con las ponencias y las aportaciones de un centenar de participantes en la consulta Familia y Liderazgo, organizada por la Alianza Evangélica Española.
Hemos de acabar cuanto antes con la duda bloqueante, este asesino invisible de nuestra fe.
Los creyentes somos responsables de componer la imagen de Dios en el mundo, de ser como Biblias abiertas que comuniquen algo de la imagen de Dios.
La anarquía que precede a la tiranía está en camino, y a menos que la gente se vuelva a Dios y ponga su confianza en el Señor Jesucristo, este mundo no tiene solución.
La iglesia, aunque a veces lo parezca, no debe ser una comunidad de fe intramuros de su templo y desencarnada del mundo.
Evangelizar es enseñar el camino de la salvación eterna, a la vez que mostramos esa salvación que también se da en Jesús en nuestro aquí y nuestro ahora en forma de redención.
En toda la Biblia se nos presenta a un Dios que en absoluto “pasa” de su Creación, ni de cómo van las cosas en el mundo que Él ha creado.
No ha llegado a entender el ateísmo que la eternidad no es espacio de tiempo, sino tiempo sin fin al otro lado de la cortina terrestre. Perpetuidad que tiene principio, pero que no tiene fin. Vida del alma más allá de la tumba.
La herencia cristiana ha puesto delante de nosotros la posibilidad de lograr un justo equilibrio de la personalidad confiando todas nuestras ansiedades a Cristo.
El Dios de la Biblia sufre ante el escándalo de la pobreza en el mundo, ante el escándalo injusto que han montado muchos de los adoradores de la riqueza.
Ante un Dios que es infinitamente verdadero, bueno y bello, la libertad del hombre no queda anulada. El drama de la existencia es que el ser humano ha perdido a Dios y como consecuencia camina solo, guiado por la nada.
Tres cosas ha de tener el orador a la vista: qué decir, en qué lugar y de qué modo ha de decirlo.
Jesús, con su encarnación, dignifica al hombre, a su humanidad y lo convierte en un elemento de salvación integral.
El frío de la muerte no puede llevarnos a olvidar a personas a las que mucho quisimos. Estamos obligados a contar su historia para lectores de hoy y de mañana.
Los capítulos 17 y 18 del primer libro de Reyes solo nos hablan de éxitos a favor de Elías. Inmediatamente después de estos éxitos le sobreviene un desplome brutal.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.