El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La historia de Israel entra en sus momentos más oscuros, en una espiral descendente que parece no tener fin. Sin embargo, siempre hay una esperanza.
Si entendemos con Stott que “la fe evangélica no es nada más que la fe cristiana histórica”, el movimiento evangélico es un lugar de encuentro y no de separación.
Mónica solía orar regularmente por su esposo y sus hijos, y tuvo el privilegio de ver que sus oraciones se vieran cumplidas.
La vida de Stott es un testimonio de cómo más allá de nuestro carácter, Dios nos puede moldear por su Espíritu, para ser útiles a Su servicio, como instrumentos de Su Gracia.
El libro comienza con una promesa y acaba con cuatro funerales. Entramos en la tierra prometida, acompañados del sonido de la cultura contemporánea.
La inspiración conlleva la autoridad, la cual a su vez conlleva afirmaciones respecto a la verdad. La doctrina específica que trata este tema se llama “la inerrancia” y es el tema de este libro.
Atanasio no fue un personaje de trato fácil. Pero su contribución para establecer doctrinas que hoy nos parecen de las más esenciales es fundamental.
Si Stott fue uno de los principales representantes del cristianismo evangélico del siglo pasado, no era por una agenda social o política, sino por su pasión por el Evangelio.
Ahondamos en el sentido y significado de las últimas palabras de Moisés al pueblo de Israel, recorriendo la cultura contemporánea.
La historia no es solamente lo que ha pasado sino también algo que sigue vivo porque nos afecta hasta el día de hoy.
Nunca le gustaba exhibir su espiritualidad, pero tampoco hacer publicidad de sus actos de caridad. Por eso, hasta que su biógrafo no leyó su diario, nadie conocía la historia de cómo el pastor desapareció unos días para hacerse vagabundo.
Solo la Biblia es nuestra suprema autoridad porque solo ella está inspirada por Dios.
Este mundo necesita personas motivadas, con una visión y una misión. Gente que no tema a nada ni a nadie y que no esté paralizada por la indiferencia y el cinismo.
John Stott no fue a All Souls deliberadamente. Era su iglesia de toda la vida. Volvía al lugar donde se había criado.
Continuamos nuestro recorrido por la cultura contemporánea, pasando por el cuarto libro de la Biblia, que relata la travesía de Israel por el desierto.
La fe cristiana y el mensaje eterno del evangelio tienen relevancia para todos los tiempos y en todos los sitios.
El protestantismo en que me he criado era fundamentalista o liberal. No había término medio. Stott me enseñó, sin embargo, que había una “tercera vía”.
¿Tiene Dios algo que decir sobre la economía, la pandemia o la sexualidad? ¿Se nos ocurriría pensar que nos hablaría a través de una predicación expositiva de un pasaje de la Biblia?
En nuestra sociedad actual, decir la verdad requiere valor y no sale gratis. Pero hay cosas por las cuales vale la pena luchar.
Stott aprendió de Bash que la evangelización nunca debe ser manipuladora. En su estilo de campamentos se evitaba la presión por lograr una respuesta emocional al Evangelio, que en el caso de adolescentes no suele tener un efecto duradero.
El tercer libro de la Biblia es fundamental para comprender el concepto de santidad. Revisamos el significado de la santidad y sus esbozos en la cultura contemporánea.
En medio de las tormentas de esta vida la bendita esperanza de la resurrección se vive con una intensidad particular.
La resurrección de nuestro Señor Jesucristo enseña la legitimidad de la fe cristiana para llamar a todos al arrepentimiento y la fe en Jesús como el único camino de salvación.
Zorrilla se anticipó a esta sociedad del siglo XXI que estamos viviendo, una sociedad egoísta, egocéntrica, avara, individualista.
Estamos en la recta final de una Europa que se ha condenado a sí misma a la muerte.
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