El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Lo que Dios pagó por ti y por mí es de un valor infinito.
Jesús siempre restaura por amor. Así fue como hizo con Pedro al lado del mar.
Dejamos de vivir en plenitud cuando quitamos nuestros ojos de la meta, y los obstáculos nos parecen más importantes que nuestros objetivos.
Las implicaciones que tuvo la Reforma para la educación alcanzan hasta el presente, explican los participantes del programa evangélico del 500º Aniversario de la Reforma.
En el Evangelio de Marcos se realza la mirada de Jesús en sus encuentros con distintas personas.
Lo que realmente merece la pena sucede fuera de la cancha. Dios trabaja en nuestra vida en todos los aspectos.
De Pedro aprendemos que la mejor actitud es hacer las cosas porque Dios lo dice.
Cuanto más vivimos apegados a la naturaleza, más cerca nos sentimos de Dios, de lo que Él ha hecho.
Cuando dejas a Jesús en tierra, el viento es contrario. Pero él no abandona a los suyos.
Necesitamos entregar en las manos del Padre no solo todo lo que nos preocupa, o lo que no podemos solucionar, sino nuestra vida por entero.
Jesús venció las tentaciones, y es importante hacernos preguntas para revisar si nosotros estamos cayendo.
Ellos nunca olvidaron el momento cuando fueron llamados por Jesús. Así pasa con nosotros.
Jamás nadie habla con Dios y lo encuentra ocupado: No tengas dudas, para Él eres valioso/a y Él te ama.
Es Jesús quien pone calma aún en las tempestades más difíciles.
Dar y ayudar a otros es devolverle a Dios parte de lo que Él nos da.
Sorprende acercarse a diferentes aspectos del carácter de Jesús: su calma, cercanía, determinación, perdón al enemigo y ejemplo.
Todo aquello por lo que hemos pasado nos sirve para consolar y animar a los que sufren situaciones parecidas.
A pesar de que mucha gente está alzando su voz contra el reinado de la apariencia, muchos jóvenes y no tan jóvenes viven como si eso fuera lo único que importara en la vida.
El evangelio de Juan nos muestra a un Dios que se hace cercano por medio de Jesús.
No debemos vivir preocupados por lo que otros puedan hacer, ni por las puertas que puedan abrir o cerrar. Dios es quién tiene la última palabra.
Conocer a Jesús es una aventura que dura hasta la eternidad.
Porque Dios no se avergüenza de ser nuestro Dios, nosotros no debemos avergonzarlo a Él haciendo todo de cualquier manera.
Jesús estuvo al lado de los que no tenían nada ni a nadie. Así nos enseña cómo es el amor de Dios.
Hay pocas cosas tan valiosas como un abrazo sincero de alguien que tienes cerca de ti.
Jesús desafía la incredulidad y nos revela que lo más importante es ser perdonados por nuestro Padre celestial.
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