El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
El desaliento suele ser nuestro mayor enemigo, todos lo hemos sentido docenas de veces en nuestra vida. No merece la pena caer en el desánimo.
¿En quién vas a confiar? ¿En ti mismo, en otras personas, o en Jesús?
“El programa ha ayudado a romper barreras”, explica su director, Jaime Fernández. El número 1.500 se grabará este sábado en Santiago, con la participación de grupos y artistas cristianos.
Si nos volvemos al Creador encontramos la razón por la que fuimos creados.
¿Qué pensaría Simón de Cirene al llevar la cruz de Jesús? Fue obligado a hacerlo, pero lo más importante es que cambió su vida.
Si eres un hijo o una hija de Dios, ¡Disfruta de lo que eres! Llevas contigo la imagen de tu Padre. Él es tu Dios, ¡El dueño del Universo!
Jesús se identificó con nosotros. Vino a hacer la voluntad del Padre y así transformó el mundo.
George Martin fue no sólo el productor del grupo sino también la persona que los comprendía, y los mantuvo unidos en muchos momentos complicados.
Hizo una auténtica revolución en una sociedad y cultura en la que la mujer era despreciada.
Nuestra victoria no es que lo malo desparezca, sino que absolutamente todo (incluso lo malo), Dios lo permite para nuestro bien.
El cristianismo es distinto a otras religiones porque Jesús trajo el reinado de la gracia, para disfrutar de una fiesta eterna.
Más vale vivir sin envidia y trabajar sin vanidad para no caer en el reino de los mediocres.
El trato de Jesús fue de cercanía, una expresión de compasión hacia aquellos que eran despreciados.
Dios se preocupa por los que tienen sus alas rotas y les enseña a volar.
Parece que el hecho de tener razón es lo más importante en la vida.
Jesús venció la tentación de Satanás. Pero, ¿y nosotros como iglesia?
Sabemos quiénes somos cuando nos vemos a nosotros mismos como Dios nos ve.
Jesús transforma el agua en vino: así comienza una fiesta sin igual, la de una vida llena de alegría.
Merece la pena que nuestra vida sea mejor, merece la pena arriesgarse y no seguir la corriente.
Juan el Bautista estaba pegado a la verdad y apasionado por ella. Hoy Dios busca personas como él.
Una de las fuentes de ansiedad en nuestra vida son nuestros propios deseos. Deseos de querer tener más.
Jesús pasó muchos años dedicado a su trabajo como carpintero. ¿Hay algo que podamos aprender de ello?
La genealogía de Jesús no oculta nombres que seguramente nosotros hubiéramos querido borrar. Aprendemos así lo que significa la gracia de Dios.
Una cosa son las creencias o las cosas que decimos en algún momento de nuestra vida, y otra muy diferente es encontrarse cara a cara con la muerte. Eso lo cambia todo.
Nadie hubiera inventado una historia así: no sólo que Dios se hace hombre, sino que se hace un bebé.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.