El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Dios quiere relacionarse con nosotros al completo, no solo con nuestro cerebro. Dios espera que descansemos en él y le creamos.
Si amamos a Dios, somos nosotros quienes debemos preocuparnos por ayudar a los demás.
Nos preocupa demasiado lo que piensan los demás, tanto que a veces vendemos nuestra propia libertad por no enfrentarnos a nadie.
Cuando pensamos que somos mejores que otros o importantes es cuando estamos más lejos de Jesús.
Cuando no damos gracias ni adoramos a nuestro Creador, llegamos a pensar que el mundo gira alrededor de nosotros, así que no necesitamos a Dios. Olvidamos que la vida no es nuestra, sino de él.
No sólo debemos conocer sobre Jesús, sino confiar en él. Eso marca la diferencia.
Delante de Dios, todos y cada uno de sus hijos somos especiales.
Una lección de vida: si hay alguien necesitado a nuestro lado, debemos preocuparnos por él.
Nuestra vida sería diferente si la gente nos comprendiese más y si nosotros hiciéramos un esfuerzo por comprender más a los que nos rodean.
Aunque Jesús fue muy claro al respecto, nos gusta mucho más el dinero de lo que pensamos.
En muchas ocasiones, lo que pensamos determina lo que ocurre en la vida.
La Alianza Evangélica Española lanza un proyecto para reflexionar sobre “la identidad misional de la iglesia” y desafiar a los creyentes “a la acción”.
Nunca nos debe preocupar lo que nuestros enemigos digan, sean quienes sean, no importan sus nombres.
Tener sentido en la vida significa vivir disfrutando cada momento, siendo como uno es, quizás en muchas ocasiones siendo una persona de lo más normal.
Somos sal y luz: ambas se dan, pero también se gastan; ambas potencian la belleza de Jesús.
El secreto de la asistencia no es otro que el saber trabajar para los demás aunque ellos sean los que se lleven el honor de conseguir los puntos.
Jesús enseña varias lecciones fundamentales para nuestra vida en la parábola del sembrador.
Aunque a su alrededor las personas le mandaban callarse, Jesús escuchó el clamor de un ciego.
Este domingo a las 8:30 de la mañana se emitirá el programa grabado en el Pazo de Congresos, al que asistieron 1.500 personas.
Desgraciadamente, seguimos alimentando el odio y rechazando a otros porque no son como nosotros.
Jesús no sólo enseñaba para convencer, sino para dar vida. Mostró que se preocupaba por cada persona en particular.
Si es difícil encontrar respuestas para las preguntas normales de la vida, mucho más lo es si queremos conocer lo que hay más allá de la muerte.
Jesús restauró la salud y la imagen social de una mujer enferma y despreciada.
Dejar de ser niño es una de las peores decisiones que tomamos en la vida.
El encuentro de Jesús y la mujer de Samaria nos muestra su corazón, cerca de los que sufren.
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