El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los valores tradicionales compartidos por muchos cristianos, la amenaza de la cercana guerra en Ucrania y la sensación de protección del país contra las influencias externas son algunas de las razones, dicen dos líderes evangélicos húngaros.
Más de 350.000 ucranianos han llegado al país gobernado por Orbán en marzo. A las elecciones generales se suma un referéndum que determinará la presencia de materiales LGTBI en las escuelas.
“Miembros de la iglesia y amigos han abierto sus casas, cocinamos para ellos, nos encargamos de las medicinas, organizamos sus viajes”, dice un obrero cristiano en Hungría. En Rumania, “las iglesias trabajan juntas para ser más eficientes”.
Desde la Alianza Evangélica de Hungría dicen trabajar al margen de lo político, para tener un acercamiento a la sociedad “equilibrado” e “independiente”.
En mayo de 2019 hay elecciones para configurar un nuevo Parlamento Europeo y la cuestión migratoria será capital en la campaña, que ya comienza a rodar.
El pastor Attila Nyari explica que muchos evangélicos siguen trabajando entre refugiados en un ambiente tenso. “Orad -dice- por una pasión renovadora que pueda alcanzar a las personas con el evangelio, más allá de la afiliación política”.
Dos tercios de los escaños del Parlamento serán para el partido de Orbán. La abrumadora victoria le permitirá llevar a cabo profundos cambios en la Constitución.
El primer ministro Viktor Orban impulsa una oficina gubernamental para la defensa de los cristianos perseguidos en el mundo.
La nación reescribió su constitución para proteger la familia y al no nacido. Pero hay un conflicto serio con la UE por rechazar a los migrantes ilegales musulmanes.
El país europeo refuerza su política interna migratoria con medidas que son rechazadas desde la Unión Europea.
Dos pastores evangélicos en Szeged comparten sus puntos de vista poco antes del cierre de fronteras. El país “necesitará a la iglesia para ayudar a integrar y aceptar a los refugiados que se quedan”.
Munich recibe 12.200 personas en un día y ya tiene todas las camas ocupadas. Hungría, en cambio, castigará a los refugiados a partir del martes.
La valla anti-inmigración que Hungría comenzó a construir el lunes será de cuatro metros de altura y 175 kilómetros de largo. Muchos cristianos están alzando la voz para denunciarlo.
El gobierno húngaro conservador ha pospuesto hasta el otoño una nueva redacción de la ley que regula qué iglesias pueden registrarse como tales en el país.
“Undivided” reunió 1.700 universitarios cristianos de toda Europa, 110 de ellos españoles.
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