El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Conversamos con John Wyatt, médico y científico experto en desafíos éticos, sobre cómo abordar el desarrollo de la IA y otras tecnologías que están cambiando nuestro mundo.
La religión no es consecuencia de una idea que surge en el tiempo. Es un sentimiento sublime, arraigado en la profundidad del alma, envuelto en deslumbrantes resplandores de eternidad.
La libertad del ser humano se apoya sobre una naturaleza cuya necesidad trasciende. No incide en el hombre desde fuera, no depende de las concesiones de la sociedad ni del poder.
No cabe duda de que Jesús unió estas dos facetas: nos dejó un Evangelio aferrado a lo divino, pero también nos dejó un Evangelio humano y humanizador.
El hallazgo, que ha sido realizado por un equipo internacional de arqueólogos de Irak y Estados Unidos, consta de ocho losas de mármol con figuras asirias talladas en ellos.
El polvo de las estrellas nos dio los elementos necesarios que requieren nuestros cuerpos materiales pero solo el soplo divino nos convirtió en seres vivientes.
Doy gracias a Dios por el postrer Adán, el que no sucumbió ante las fascinaciones del tentador; este es el que por su perfecta obediencia ha devuelto la esperanza de salvación a millones de seres humanos.
Si Dios fuese interesado dejaría de ser ilimitado. Se duele con todo lo malo que puede ocurrirle al ser humano y se alegra con todo lo bueno que le sucede.
Lo que garantiza la profundidad y el supremo valor de lo humano es lo divino, la propia divinidad que también asume Jesús en su encarnación. Se hizo hombre sin dejar de ser Dios.
Tan contradictorios como es el hecho de vivir odiando y reconocer una parte fundamental de nuestro consuelo en la presencia de los otros.
Desde los supercúmulos de galaxias hasta la propia Tierra, todo evidencia cuidado y protección hacia la especie humana.
La película destaca el hecho en sí de vivir y la forma en la que las personas nos aferramos a ese vivir. Esto es algo grande.
La moralidad requiere también algún punto de referencia objetivo y estable. Y ese punto de referencia es Dios.
El “no hombre, el que está en el “no ser” de la marginación, no puede gritar, no puede hablar, su voz no es oída ni escuchada por nadie.
Jesús se dio cuenta de que la gente no quería solo escuchar, sino también ver, algo que corroborara lo que habían escuchado.
Con el apoyo del Tribunal Supremo, el ejecutivo turco ha iniciado, no sin polémica, los preparativos para la transformación del histórico edificio.
Hay todo un problema teológico de fondo. Los simios creen que Dios los ha creado como los dueños del planeta, lo que los hace diferentes de las otras bestias del planeta.
Todos nuestros esfuerzos van orientados a la preservación de lo que se tiene, aunque sea mediocre en comparación con lo que podría ser.
Uno descubre que la persecución de esa ballena blanca no es sino un símbolo y espejo de esa fatiga universal que asola el espíritu del hombre.
Una de las grandes ironías de la vida, es que cuando el ser humano intenta ser algo más que un hombre, se vuelve menos humano.
Somos más solidarios con los pobres en Navidad, pero, si lo hacemos sólo de manera coyuntural y puntual, algo hacemos mal.
¿Cuándo empezó realmente el ser humano al dar señales inequívocas de cultura, razonamiento y espiritualidad? ¿Qué se desprende de los últimos descubrimientos científicos?
Cuando queremos ser más que lo que somos, no somos más que humanos, sino menos.
El ser humano no mejora por la competición, el conocimiento, la experiencia o la huida de la realidad. Lo que necesita es salvación.
Aquel lugar sólo tenía dos tipos de personas: los que derrochaban maldad, y los que sufrían.
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