El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Una conciencia transformada por la verdad del evangelio no puede limitarse en un mundo plagado de limitaciones. Y quienes la poseen alcanzan a ser esos “luminares en el mundo”.
No sabía muy bien si poner púlpito protestante, hugonote, o calvinista, realmente sería lo mismo en esa situación. Y esa situación es la Revolución Francesa.
La Noche de San Bartolomé (23-24 de agosto de 1572) fueron asesinados miles de hugonotes franceses mediante el contubernio de la familia real encabezada por Catalina de Médicis.
Lo ocurrido hace exactamente 449 años es uno de esos episodios que marcaron para siempre la historia de las transformaciones sociales y religiosas en ese siglo convulso.
Jean Paul Rabaut de Saint-Étienne, pastor fiel, miembro de la Asamblea Constituyente, promotor y defensor de la libertad de prensa, fue guillotinado por los terroristas de la Revolución.
La masacre del día de San Bartolomé puso fin a la esperanza de los hugonotes de convertir a Francia en un reino protestante.
El municipio de Mialet recibió a 8.000 protestantes llegados de toda Francia para recordar las “desert assemblies”. Este encuentro se celebra anualmente desde hace más de un siglo.
Calvino tuvo muy presentes las persecuciones contra los hugonotes en su país y las guerras religiosas posteriores.
En ningún país latino la Reforma encontró, desde su aparición, un terreno tan favorable como en Francia. Un fragmento de Mártires por la fe - Historia de los hugonotes, de Félix Belliure (2015, Clie).
Ante el olvido de esta amarga página de la historia, el libro de Benlliure viene a refrescarnos la memoria para que jamás vuelvan a cometerse semejantes atrocidades.
Algunas mujeres hugonotes no querían renunciar a la lectura de la Escritura y escondieran pequeños ejemplares entre los pliegues de sus cabellos.
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