El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La integridad como estilo de vida de los líderes cristianos. Un artículo de J. Kwabena Asamoah-Gyadu.
Reflexionamos sobre el reto de integrar a los jóvenes en las empresas, no solo atendiendo a sus aptitudes profesionales, sino buscando desarrollar sus valores.
Todo se valida desde el compromiso, desde la acción, desde la práctica de la misericordia que acaba siendo también evangelizadora en el mundo.
— Ese señor del que usted me habla no le conozco ni sé quién pueda ser.
Cuando llevas demasiado tiempo utilizando diferentes caretas, descubres que en realidad no sabes quién eres.
Cualquier cosa que no es buena, que destruye nuestra relación con Dios, que nos enfrenta con los demás o que nos "mata" interiormente, es pecado.
La palabra imagen resume bien el mundo en el que ahora vivimos, porque de lo que se trata, por encima de todo, es de dar una buena imagen, dado que la imagen es lo que importa.
La Palabra es para hacerla vida en nosotros, y que esto repercuta en auténticas realizaciones sociales, por amor al prójimo.
Muchos de los problemas en los que nos metemos, muchos de los hábitos viciados en los que estamos instalados, no importa en qué ámbito concreto de nuestra vida, tienen que ver con esta cuestión.
Cuando Dios habla, no podemos mirar hacia otro lado, sino mirarnos a nosotros mismos.
No podemos negar que más de una vez y más de dos, con el corazón al borde del colapso, nos cruzamos de brazos y ese tiempo se nos hace eterno esperando ver como el amor de Dios viene hacia nosotros.
De tanto alzar banderines tenía las palmas de las manos llenas de ampollas, pero no le importaba. Cambiaba de opinión tan a capricho como varían los vientos.
La vida que da Cristo es diferente y la transmitimos sin tener que darnos cuenta, ni fingir.
No es suficiente condenar los grandes escándalos de soborno o las personas que buscan el poder. También tenemos que examinarnos a nosotros mismos.
Cometemos un craso error cuando en nuestro deseo de combatir la falta de conocimiento bíblico, convertimos el conocimiento en un fin y no en un medio.
Algo anda mal cuando puedes pasar horas de estudio alrededor del texto bíblico, pero su mensaje no te conmueve.
Nuestro mundillo cristiano está repleto de insulsos fanáticos intransigentes que sólo se miran el orgullo que anida dentro de sus sucios ombligos.
Eso puede ocurrir cuando la Biblia nos habla de un sinfín de temas con los que convivimos y, en realidad, parece que no nos interpelan para nada.
El Nuevo Testamento identifica ‘deuda’ con ‘pecado’; de allí que al perdonar Dios los pecados del hombre, le está condonando su deuda.
Hay que romper los esquemas, hay que trastocar los valores del mundo, debemos prepararnos para ser diferentes, para remar en otra dirección, para escandalizar a un mundo cuyos valores están en contracultura con los valores bíblicos.
Hoy, como ayer, el mensaje de los embaucadores sigue siendo el mismo, teniendo muchos seguidores, que son embaucados porque quieren ser embaucados.
Nuestra misión es trascendental, porque el futuro del Universo depende de lo que podamos hacer a las órdenes del Capitán.
Seríamos mucho más creíbles como cristianos, que sin darnos golpes de pecho como el humilde publicano, reconociéramos nuestras culpas y silenciosamente gritáramos: “por mi culpa”.
Cuando sabemos que Dios conoce nuestro corazón, le amamos e intentamos no hacer nada que le deshonre. Cuando amamos a Dios, descubrimos nuestro honor.
Vivimos fortaleciendo continuamente nuestro cuerpo y nuestro exterior y debilitando la parte espiritual de nuestra vida; y de esa manera morimos un poco cada día.
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