El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Una parte importante de la labor de recuperación en el país se centra en la crisis de liderazgo, sobre todo en las zonas en las que más pastores han sido desplazados. “El desafío es similar al de Nehemías”, dicen.
Quizás sea nuestra paz interior, con Dios, la que nos va a llevar a lanzarnos en el trabajo y preocupación de la paz en un mundo lleno de violencias.
En julio de 1939 Ernesto Trenchard regresó a España. No pasó mucho tiempo sin que los evangélicos sufrieran una opresión constante por parte de autoridades civiles y eclesiásticas.
El dolor y el trauma que provoca la guerra puede “aplastarte” o, de la mano de Dios, convertirse en una oportunidad de crecimiento. Es la experiencia de la misionera ucraniana Mariana Laskava, con quien conversamos sobre sus vivencias al marcharse de Kiev y seguir sirviendo a refugiados ucranianos.
Un libro recoge las memorias de Remei Oliva, que huyendo de la Guerra Civil acabó en el centro dirigido por Elisabeth Eidenbenz. “Sin ella, yo habría muerto”, recuerda ahora el hijo.
Algunos países, especialmente en África, dependen del grano de Ucrania. Hay que tomar medidas urgentes para evitar las consecuencias catastróficas de la guerra en Europa.
La organización saca músculo después de la cumbre en Madrid y anuncia la expansión de sus fronteras y una mayor militarización. Diferentes voces del ámbito evangélico y protestante analizan el nuevo escenario.
Mientras Reino Unido impone sanciones al patriarca Cirilo por apoyar la guerra en Ucrania, el Consejo Mundial de Iglesias rechaza una prohibición y espera ver “diálogo y encuentro”.
Tanto las madres ucranianas como las rusas han recurrido a la magia y al ocultismo y han comprado amuletos, cartas de protección e iconos especiales para alejar las fuerzas del mal y proteger a sus hijos que luchan en la guerra.
Los anhelos más profundos de justicia reflejan, al mismo tiempo, las mayores de nuestras frustraciones. Y de todo ello, ¿qué queda para los que han de venir después?
La conflagración en Ucrania nos hace retroceder a nuestro pasado más oscuro y violento.
Junio debería haber significado el comienzo de las vacaciones de verano para los jóvenes ucranianos. Pero casi dos de cada tres niños han sido arrancados del hogar, la escuela y el parque.
El corazón de la empresa misionera de la iglesia cristiana ucraniana es cruzar las fronteras en lugar de erigirlas y nosotros, en el resto de Europa, debemos apoyarlos.
Los Trenchard recopilaban noticias de la Guerra Civil en España. Las fuerzas franquistas, ayudadas por la iglesia católico-romana, cerraron iglesias y escuelas evangélicas.
Los voluntarios que han elegido quedarse en Ucrania se encuentran con filas de supervivientes agradecidos y ansiosos, no solo por comida, sino también por Biblias y oración.
Un periodista finlandés y un teólogo sueco dicen que la mayoría de los cristianos creen que es hora de dejar la neutralidad militar, “pero nuestra máxima confianza está en el Dios vivo y todopoderoso”.
Hoy es el día de Europa. Durante una generación, la ‘narrativa de paz’ significó poco. Para millones de nuevos europeos, la guerra no formaba parte de su historia. Sin embargo, de repente, todo eso cambió en febrero.
Con unos pocos miles de creyentes, la historia de esta comunidad en la región se remonta a 1789.
La reconciliación y la paz entre Ucrania y Rusia parece más lejana que nunca. Tarde o temprano, solo el perdón y la reconciliación pueden traer una paz duradera.
Israel ha acogido a más de 1.500 judíos procedentes de Ucrania, donde viven unos 43.000, desde que comenzó el conflicto.
Roman, se encontraba sirviendo en Ucrania enviado por una organización cristiana. Se había desplazado a la ciudad para ayudar en la evacuación.
Se puede decir que la mayoría de ellos no son personas religiosas. Pero ahora, todos oran. Dicen: “No tenemos esperanza fuera de Dios”.
Nuestra tarea misionera como cristianos y líderes cívicos debe incluir una misión a lo militar. Donde se pasa por alto esta necesidad, los crímenes de guerra continuarán.
No es necesario que acabe una guerra para comenzar a trabajar en el proceso de reconciliación, porque la del enfrentamiento armado representa una etapa en el desarrollo del conflicto.
La iglesia está respondiendo al desafío humanitario y espiritual en Ucrania, siendo un actor clave tanto en el país como entre los refugiados. Conversamos con el misionero Matías Radziwiluk, director de Palabra de Vida en Ucrania.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.