El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los creyentes estamos llamados a ser la “sal de la tierra”, y el principal propósito de la sal es evitar que las cosas se corrompan.
Luchador infatigable contra la corrupción, su “discurso” tuvo un claro hilo conductor: los principios de ética cristiana pueden y deben ser aplicados en la vida política y los negocios.
Partió con el Señor, Sir Frederick Catherwood, el que fue vicepresidente del Parlamento Europeo y profundo creyente.
La responsabilidad social y política del cristiano, en un artículo de Frederick Catherwood.
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