El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La enfermedad, los desastres y la corrupción son síntomas de un problema mayor: la raza humana se ha rebelado contra el Creador.
Existen respuestas suficientes, aunque no exhaustivas, para comprender el dolor y aprender a beneficiarnos del sufrimiento.
Según el Nuevo Testamento solo podemos llegar a ser cristianos si nos apoyamos completamente en lo que Cristo hizo por nosotros.
En los primeros siglos del cristianismo, muchos pensaron que la mejor manera de alcanzar la comunión con Dios era alejarse de los hombres.
Según la Biblia, el cristiano tiene tres enemigos. Ellos son el mundo, la carne y el diablo.
El afecto fraternal aparecerá solo allí donde haya hombres y mujeres con dominio propio, donde estén aquellos que conocen la Palabra de Dio
No estamos aquí meramente para abrirnos paso por la vida porque sea algo que valga la pena. Todo lo que hacemos debería estar motivado por una perspectiva que tenga a Dios en cuenta.
El conocimiento es un medio para la conducta correcta y no un fin en sí mismo.
Echemos un vistazo al plan de Pedro para el crecimiento espiritual.
Como creyente en Cristo, ¿te sientes abrumado a veces por una sensación de fracaso y frustración? Pues bien, no eres el único.
El dinero brinda el potencial para marcar una diferencia, no simplemente para ganarnos la vida.
Pablo nos dijo que pusiéramos nuestra esperanza en Dios, reconociendo que el dinero es un sustituto tentador pero terriblemente inadecuado.
El contentamiento no trata acerca de la autosuficiencia sino de la suficiencia en Cristo.
Pablo quería que reconociéramos que el problema no es el dinero sino el amor al dinero.
Hemos sido enseñados a adquirir, consumir, potenciar, y ampliar. En dicho contexto, el concepto de “suficiente” es raro. Nadie le hace publicidad a las virtudes del contentamiento.
Se necesita un milagro de la gracia de Dios para quebrantar nuestro orgullo y autosuficiencia.
La Biblia muestra que la madurez no se produce de la noche a la mañana. Requiere tiempo, con Dios y en su Palabra.
La obediencia es una forma de mostrar que realmente conocemos al Señor.
El apóstol Pablo comprendió la necesidad de tener una relación con Dios Cristocéntrica.
Ninguno de nosotros puede darse el lujo de no entender esta cuestión, la cual es tan básica como profunda.
Podemos renovar nuestras esperanzas si usamos los pensamientos de Dios para encaminar nuestros propios corazones y oraciones.
Cuando la experiencia de Ana se combina con el resto de las Escrituras, comenzamos a ver algunas de las muchas razones por las que debemos dar más valor, no a nuestras emociones, sino a la sabiduría de Dios.
La Biblia es una parte importante de nuestra continua conversación con el Señor.
Para poder orar con confianza, hemos de aprender a decir la verdad cuando oramos.
Se necesita fe y valor para restaurar una relación que se ha roto. Lo mismo sucede en nuestra relación con Dios.
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