El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Se necesita un milagro de la gracia de Dios para quebrantar nuestro orgullo y autosuficiencia.
La Biblia muestra que la madurez no se produce de la noche a la mañana. Requiere tiempo, con Dios y en su Palabra.
La obediencia es una forma de mostrar que realmente conocemos al Señor.
El apóstol Pablo comprendió la necesidad de tener una relación con Dios Cristocéntrica.
Ninguno de nosotros puede darse el lujo de no entender esta cuestión, la cual es tan básica como profunda.
Podemos renovar nuestras esperanzas si usamos los pensamientos de Dios para encaminar nuestros propios corazones y oraciones.
Cuando la experiencia de Ana se combina con el resto de las Escrituras, comenzamos a ver algunas de las muchas razones por las que debemos dar más valor, no a nuestras emociones, sino a la sabiduría de Dios.
La Biblia es una parte importante de nuestra continua conversación con el Señor.
Para poder orar con confianza, hemos de aprender a decir la verdad cuando oramos.
Se necesita fe y valor para restaurar una relación que se ha roto. Lo mismo sucede en nuestra relación con Dios.
La depresión no debe tomarse nunca a la ligera. Compartimos algunas sugerencias para lograr la recuperación.
El proceso de recuperación se construye sobre el fundamento de enfrentar la verdad, por mucho que duela.
Hay esperanza para aquellos que luchan con la oscuridad de la depresión.
Existen varios factores, tanto dentro como fuera del control de la persona, que contribuyen a esa condición que cubre la vida como una nube oscura.
Independientemente de cómo llegue, la depresión puede afligir el alma como lo hacen pocas experiencias personales.
Puesto que fuimos hechos para vivir para el Dios que nos hizo, nada está en su sitio hasta que lo encontramos.
Establecer fuentes de quietud y crear hábitos pacíficos nos da recursos maravillosos para lograr la paz interior.
Cuando vivimos en paz resistimos el estrés inducido por nosotros mismos, pero esa paz crece con el estrés que produce Dios.
Nos hacemos esclavos de expectativas que no se pueden satisfacer, que nos frustran.
Dios te llama a volver a formar parte de su historia y a reconectarte con la redención y la restauración que corren a lo largo del drama.
El autocontrol por sí solo no resuelve los problemas fundamentales de esta lucha.
A menudo, detrás de la idolatría de un hombre hay un conflicto basado en la duda de si Dios podrá ofrecerle algo mejor que lo que él puede encontrar en el mundo de la pornografía.
La sociedad, las mujeres, las relaciones conyugales, y los usuarios individuales sufren consecuencias devastadoras.
Trágicamente, la mayoría de los hombres no admite que tiene un problema hasta que ya ha sido atrapado por ello. Pero no tiene por qué ser así: hay salida del pantano de la autodestrucción sexual.
Nuestro tiempo diario con el Señor va a ayudar a aumentar nuestro amor por Él y nos va a capacitar para agradarlo en todo lo que hacemos.
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