El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los mecanismos darwinistas son capaces de generar ciertas estructuras orgánicas menores mediante mutaciones fortuita, pero dichos cambios tienen sus límites.
Algunas mutaciones puntuales son capaces de mejorar, en determinadas condiciones, la existencia de quien las padece.
Cualquier especie de pinzón se podría transformar en otra distinta, en unos pocos cientos de años. Esto parecía una demostración de la evolución en acción. Sin embargo, los picos de los pinzones tenían otra sorpresa que ofrecer.
Se afirma en múltiples publicaciones actuales que la observación de numerosas especies de pinzones en las islas Galápagos estimuló el interés de Darwin por cómo se originaron las especies. Esto es inexacto.
Las evidencias en favor del darwinismo no son tan fáciles de encontrar como habitualmente se cree.
Hasta ahora Michael Behe ha sabido responder adecuadamente todas las críticas que se le han formulado y sigue manteniendo su postura.
El problema del origen químico de la vida sigue siendo irresoluble. Muchas preguntas y planteamientos hipotéticos, pero ninguna solución plenamente satisfactoria.
Cada vez que se profundiza en el estudio científico de un determinado organismo, fluyen por doquier las evidencias a favor del diseño.
Creer que uno tiene la verdad absoluta en estos resbaladizos asuntos es, cuanto menos, un pretensión poco humilde.
Según la interpretación del Dr. Hugh Ross, el relato de la creación contenido en el Antiguo Testamento encaja con lo que vemos en la naturaleza.
Muchos interrogantes planteados por disciplinas como la bioquímica, citología, genética o incluso paleontología, para los cuales el paradigma darwinista carece de soluciones satisfactorias, hallan explicación en la teoría del diseño.
Además de interesarse por el origen y el devenir humano, los científicos y los teólogos se interrogan sobre su realidad existencial y trascendental: ¿Qué es el hombre?
Dos residentes cristianos en la ciudad explican a Protestante Digital la situación. “Orad por paz después de este conflicto”, piden.
La ‘Revolución del paraguas’ nació entre los estudiantes y ha crecido hasta presentar un enorme desafío a las autoridades chinas.
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