El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Los políticos de la Transición aprendieron: al papado no se toca. Y no se tocó.
Hoy sigue esa dominación, aunque como parte de su conservación se levante con voces diciendo que aquí están poco menos que perseguidos los siervos del papa.
Las guerras carlistas incluían aspectos locales, como la pervivencia de fueros y costumbres, pero nunca se hubieran producido sin la acción prevista y provista del papado.
Balmes nos puede servir de modelo (junto con otros) de un discurso que arropa el propósito esencial de defensa del papado con un lenguaje “cristiano”.
El abrazo del olvido quiere tapar; el abrazo del rescate quiere sacar a la luz. Gratitud para todos los que abrazan la verdad.
Toda la “defensa” de Cristo de estos autores papistas es, al final, una defensa del Vicario, para lo cual se usa al Señor, que queda reducido a uso y disfrute de su representante.
Navegar en nuestro convulso siglo XIX es modelo y aviso para navegantes, una tormenta permanente.
Para analizar y reflexionar sobre nuestro deber en el tiempo y espacio donde vivimos, recuerdo el buen terreno que nos proporciona la persona y trabajos de Luis de Usoz.
Dedicamos este año nuestro congreso sobre Reforma Protestante Española, en la Complutense: 29 y 30 de octubre, a la figura y circunstancias del personaje.
La acción política en nuestra España, desde Trento ha sido un Auto de Fe, una acción de Contrarreforma, incluso en la estética. Esto es el Corpus.
Se cree en Dios creador, que ha dado valor y dignidad a toda su creación, y toda ha sido afectada por la obra, primero de uno, para muerte, pero también por la de Otro, por su sacrificio, para vida.
No pretendo discutir, solo conversar con los oyentes sobre esa cuestión, en recuerdo, además, de la Reforma.
A la inquisición la calificamos como diabólica, como anticristiana, como anticatólica; aquí, durante décadas, hasta que su maquinaria de tiranía produjo sus frutos, en alianza con las tiranías políticas.
Se presentó la obra “Protestantismo Español e Inquisición en el siglo XVI”, obra de Schäfer, en el Convento de San Francisco, donde se realizaban los autos de fe hace 500 años.
La unidad de la salvación, de la redención, la unidad de la Escritura, de la Palabra, es fundamental. Nunca dos pueblos con promesas distintas y distintas redenciones.
Nuestra Reforma española es un espacio donde la cuestión judía se vive en la propia riqueza de la Palabra.
Lutero asume que está peleando personalmente contra el diablo, y cree que está de parte de Dios, y, quizás, lo que es más problemático, que Dios está de su parte.
Lutero fue un personaje en público, y su vivencia personal se convirtió en figuración pública.
No se trata de interés por un personaje, sino porque en su cercanía podemos percibir los actos providenciales de nuestro Dios.
Que no pase la semana santa sin recordar su naturaleza de salida en triunfo contra el Redentor y los suyos. Los autos de fe.
Que este suelo se convierte en adelantado de lo que se cierne sobre España en cuanto nueva situación política, esto es lo único en lo que parece que existe acuerdo.
El Dios Libre hará banquete, él, a todos los pueblos. ¡Qué banquete! Con todas las delicias de Cristo.
Creo que ahora cuando se habla de “Reforma” se piensa en cambios en las instancias mediadoras, pero no en la presencia del Dios Libre.
La política y la religión, se quiera o no, están relacionadas desde el principio.
¿Se encuentra en el origen de los derechos del hombre el protestantismo de estricta confesión?
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