El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Roger sigue casado con Camilla. Leen un capítulo del Antiguo Testamento cada día, otro del Nuevo, un Salmo y algunos Proverbios.
Podemos permitirnos cierto aborrecimiento, como le ocurría al autor de Eclesiastés, pero siempre debemos progresar hacia la esperanza.
Con matices, pero por todas partes crece la cultura de la banalización, el afán de trivializar todo, la disposición a consumir/difundir charlatanerías que compiten por likes.
La frenética actividad humana ha venido contribuyendo a trasladar especies desde un extremo a otro del mundo.
El pueblo de Israel veía las moscas con desprecio y como algo muy negativo, igual que nosotros hoy.
Que el Señor nos ayude a vivir nuestro tiempo como espacio creativo, de actividad lúdica y, lógicamente, en el servicio como seguidores que somos de un Maestro que nos da ejemplo de ello.
Con Turn!, Turn!, Turn!, McGuinn cree que buscaba ya a Dios entonces. Estas canciones eran para él como oraciones, dice. Roger estudió en colegios católicos, pero no había tenido una experiencia espiritual.
El drama estático que a veces parece esta vida, no es que simplemente se haga más llevadero, sino que cada lágrima se acaba convirtiendo también en una expresión particular de la alabanza.
La Biblia nos recuerda que no podemos vivir de espaldas a la realidad de nuestra mortalidad. Al buscar el sentido de la vida, hay que considerar la perspectiva que nos da la muerte, como ocurre en el Eclesiastés, donde hacemos una última parada para considerar de qué forma se plasma en la cultura contemporánea.
Dios, la vida, la muerte y su sentido son aspectos que se presentan en este libro y que se reflejan en la cultura contemporánea.
Todo tiene su tiempo. Así se lo dice el Predicador, palabras que han inspirado a artistas de gran calado y que repasamos en esta primera parada en este singular libro.
A veces, parece que el ser humano es único en generar sus propios problemas y desarrollar después unas expectativas que no se corresponden en absoluto con la gravedad de la situación.
El Dios que ha puesto eternidad en nuestros corazones es el único que puede dotar de algún sentido el momento que nos toca vivir.
El autor del libro de Eclesiastés analiza la existencia desde todos los ángulos posibles.
El pan ha estado con nosotros desde siempre. Es símbolo, desafío y riesgo. Es cultura y servicio. Pero también es renuncia e innovación. De este producto básico, y de la sal para su elaboración, nos ocupamos mientras partimos (nunca mejor dicho) de un consejo que se nos proporciona en Eclesiastés: “Lanza tu pan sobre el agua” (11:1).
Veremos cómo se aplican los conceptos definidos en una hipotética situación del día a día de una iglesia evangélica, asociación, etc.
Habiendo definido y llevado a la práctica algunos de los conceptos más recurrentes de la protección de datos de carácter personal, debemos continuar examinando la normativa para comprender su aplicación a las iglesias evangélicas.
En esta entrada nos centraremos en delimitar algunas de las figuras más recurrentes de la protección de datos. Finalizaremos con una exposición práctica en la que trasladaremos cada uno de los conceptos expuestos a una entidad evangélica ficticia.
Es habitual desconocer todo el conjunto normativo que regula una cuestión concreta, en este caso la protección de datos.
Claramente que el autor de Eclesiastés no es un pesimista. Pero yerran quienes, apresuradamente, han deducido que solo el disfrute hedonista de los goces posibles de este mundo es lo que da valor a la vida y constituye un fin para la misma.
Nadie admite el “probablemente” en su día a día, pero muchos sí lo hacen en cuanto a su vida espiritual.
Este libro nos hace reflexionar sobre el vacío de una vida sin Dios.
Como la hierba podemos secarnos un día cualquiera, ya que no somos dueños del tiempo.
Presentamos unos versos y un fragmento de prosa de la Premio Nobel de Literatura 1996.
Quizás la celebración del año nuevo sea una mera quimera. Pero incluso el discurso del Eclesiastés que nos lleva a cierto pesimismo, acaba con un mensaje de novedad
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