El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Tenemos suficientes antecedentes para ver en la "puerta abierta" la oportunidad de extender el evangelio por medio del testimonio personal y la predicación.
El tamaño de una congregación no está en relación directa con su fidelidad a la Revelación divina.
Al despreciar a Calvino, se va la cosa al otro lado, y Servet se presenta casi como un adalid de la tolerancia.
En el fondo, sabemos que la tensión es real: para que nuestros hijos estén a salvo a largo plazo, debemos dejar que asuman ciertos riesgos ahora.
Los de Sardis estaban muy ocupados en adquirir riquezas y disfrutarlas en vida, más que en velar y orar para no caer en tentación.
Haber nacido, crecido y estar vivos en este mundo poblado por seres habituados a costumbres y tradiciones pecaminosas hace necesario anunciar la Palabra de Dios.
Me gustaría enumerar ciertas virtudes cristianas que la Iglesia puede fomentar. No necesariamente para “salvar el planeta”, sino porque estas virtudes corresponden a un modo de vida ético.
En pleno siglo XXI sigue habiendo enseñadores que, desde los púlpitos, alientan a celebrar fiestas mundanas; y los por ellos engañados que confunden su complicidad necesaria con tolerancia divina. Esto ya ocurría en Tiatira en el siglo I.
Se habla de la fusión como una fuente de energía inagotable y limpia. Es cierto. Ahora bien, lo recién logrado en EEUU es muy importante, pero aún queda mucho camino hasta conseguir una planta comercial.
El documento presenta un acercamiento evangélico a aspectos como la dignidad humana, la sexualidad, asuntos de inicio y final de vida, el cuidado del medio ambiente o los desafíos de la inteligencia artificial.
Las Jornadas de Bioética concluyeron abriendo preguntas, al observar cómo los adelantos tecnológicos traen bienestar y peligros, apelando a las cuestiones más básicas del ser humano.
Un resumen de los cuatro días de jornadas celebrados en Alpedrete (Madrid) los días 2 al 5 de diciembre de 2022.
Solo Dios puede llenar nuestro corazón, y es quién conoce nuestra hambre, nuestro deseo de eternidad, nuestra necesidad de significado y cariño.
En las Jornadas de Bioética se exploró la responsabilidad humana del cuidado de la creación, un asunto altamente politizado en el debate social, pero que “debe ir en paralelo” al cuidado del ser humano, mantuvo John Wyatt.
Si el carbono 14 desaparece tan rápido, ¿cómo es que se encuentra en el petróleo, al que suponemos una antigüedad de millones de años?
La mayoría de las preguntas sobre la vida y la muerte están rodeadas de experiencias personales y emociones heridas. Wyatt aboga por una defensa de los principios cristianos anclada en la compasión, “al estilo de Jesús”.
El conferenciante invitado a las IV Jornadas de Bioética presenta una primera reflexión sobre la importancia de luchar por la dignidad del ser humano ante la deshumanización que avanza con la tecnología.
En la inauguración, a la que asistieron diversos representantes políticos y sociales, se enfatizó la necesidad de que los evangélicos no guarden silencio sobre los temas que están planteando dudas en nuestra sociedad.
Con todas las plazas cubiertas, asistirán al acto inaugural representantes políticos y el presidente del Colegio de Médicos de Madrid.
Una reflexión en torno a la noticia de que Reino Unido permitirá el aborto de niños con síndrome de Down hasta el momento de nacer.
La bendición no consiste en que no tengamos dificultades de ningún tipo, sino en que aún en medio de ellas, Dios nos bendice para que en nuestra ignorancia podamos orientarnos con su luz.
John Wyatt, el conferenciante principal del las próximas Jornadas de Bioética, explora en esta entrevista la respuesta cristiana a diversos temas candentes, como aborto, eutanasia, inteligenca artificial y cuidado de la creación.
Ofende a Dios la comunidad de fe cuyos miembros introducen en ella hábitos pecaminosos. Los fieles testigos de Jesucristo marchan contracorriente gracias al poder del Evangelio.
Después de dos años de guerra, con miles de muertos y millones de de desplazados, las autoridades etíopes y los grupos autóctonos de Tigray han suscrito el compromiso para cesar las hostilidades.
Lo que sí sabemos, es que será una eternidad junto al Dios más asombroso y maravilloso que nunca jamás hayamos conocido.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.