El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Agradezco a Dios la vida que me da, el privilegio de vivir, la oportunidad de haber sido rescatada de la muerte y poder existir sabiéndome favorecida.
El amor sin verdad tampoco es amor, porque sentencia a las personas a perpetuarse en la mentira y no encontrar las soluciones que podrían liberarles.
Durante estos últimos días, no he dejado de meditar en la conocida plegaria enseñada por Jesús a sus discípulos y universalmente conocida como el «Padrenuestro». A pesar de su sencillez y de la ausencia de pomposas alabanzas, su contenido es realmente profundo y digno de toda reflexión.
¿Qué clase de cristianismo vivo si sólo me preocupa lo que pasa en “mi iglesia”? ¿Qué hay de “la Iglesia”?
Dice Pablo Martínez: “la manera en que afrontamos nuestros propios aguijones (dolores) en la vida es el mejor sermón que podemos predicar jamás”.
Si gritamos contra la injusticia, no estamos solos. Si nuestro corazón se conmueve al contemplar el dolor, no estamos solos.
Nosotros y nosotras, hijos e hijas de Dios, debemos mostrarnos como abrigos de amor con aquellos a quienes la crueldad está venciendo.
¿Podemos servir a Jesús sin cicatrices ni heridas? Si Él las tiene, y es nuestro maestro, ¿cómo no vamos a tenerlas nosotros?
Julia Doxat-Purser, representante socio-política de la Alianza Evangélica Europea se reunió con Dolors Montserrat (Vicepresidenta del Congreso español), en la sede del Partido Popular de Cataluña con Elisabet Rodríguez (responsable de relaciones PP.entidades evangélicas), y Jaume Llenas, secretario gral. de la Alianza Evangélica Española y vocal de la Europea. A este último entrevista Pedro Tarquis.
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