El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
A pesar de las buenas aportaciones de algunos métodos, también han conducido a muchos a concluir que la inspiración o la inerrancia de la Biblia son conceptos definitivamente superados.
Después de las 95 Tesis, este tratado marcó el que es, quizá, el momento más alto de la primera gran etapa de Lutero como reformador.
Cuando Erasmo de Rotterdam leyó este opúsculo, refiere Roland Bainton en su clásica biografía de Lutero, exclamó: “La escisión es irreparable”.
La entrega total del control del proceso de cambio al interior de la iglesia a los poderes temporales de la época, representó para Lutero una auténtica revolución interior en su pensamiento y en su comprensión de las realidades políticas.
El proceso de herejía en contra de Lutero corroboraría a cada paso su intención de lograr una serie de transformaciones teológicas y eclesiales que nunca soñó.
Las tres o cuatro décadas posteriores a la “conquista oficial” de lo que ahora es el territorio de México fueron cruciales para la conformación de un nuevo rostro geográfico y cultural impuesto por los exploradores y militares españoles.
Investigadores expertos alemanes aseguran que los documentos muestran “características inconsistentes con el origen antiguo”.
La fe cristiana, en sus líneas fundamentales, es reconocible como tal desde apenas un par de años después de la cruz.
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