El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Amar es perdonar y pedir perdón, amar es decir “lo siento” en muchas ocasiones y aceptar las disculpas de quién amas.
Cuando trabajamos en equipo, todos los que tenemos una dirección común podemos llegar al destino con mayor rapidez y facilidad que si lo hacemos por nuestra cuenta.
Nada mejor que hacer en el día de hoy que ayudar a aquellos que están llorando y consolar a aquellos a quienes casi todos menosprecian.
Lo material no debe gobernar nuestra vida. Tenemos que trabajar, estudiar, llevar a cabo actividades diferentes, etc. pero eso no debe llenar nuestra existencia por completo.
Si abandonamos a Dios, sufriremos miles de pequeñas y grandes injusticias cada día, porque nadie sabe lo que está ocurriendo ¡Nadie puede ni siquiera darse cuenta de lo que ocurre!
Me encanta leer en la Biblia una y otra vez que Dios nos perdona y no nos trata tal y como merecemos, sino que derrocha su gracia y misericordia con nosotros.
Cuando Dios habla, no podemos mirar hacia otro lado, sino mirarnos a nosotros mismos.
Dios quiere que hablemos con Él porque Él nos escucha siempre. Es uno de los medios que ha provisto para que nuestro amor por Él crezca cada día.
La obediencia ciega no es una respuesta válida en los momentos en los que la injusticia reina.
Cuando no tenemos cuidado con nuestras motivaciones y actitudes, la competitividad puede llegar hasta lo espiritual.
Dios también nos dice que espera que sus hijos disfruten con Él, como cualquier padre desearía.
No es que tengamos que ponernos “trágicos” pero es bueno meditar en lo que ha sido la vida hasta ahora.
Nuestra mayor frustración tiene que ver con la necesidad de encontrar un sentido en la vida.
El dinero es lo más falso que existe: si confiamos en él, toda nuestra vida estará llena de problemas.
No tengas miedo a amar y perder. El mayor peligro es no haber amado nunca.
Uno de los problemas en el día de hoy tiene que ver con la imaginación y la creatividad; puede que la iglesia no haya sabido estar a la altura de los tiempos.
Si no ardemos al conocerlo a Él jamás nos entusiasmaremos por nada.
De la humildad de quién quiere aprender, surge la belleza de la vida. De la arrogancia del que lo sabe todo y lo merece todo, sólo se cosechan momentos difíciles.
Dependemos demasiado de las circunstancias y de nuestros sentimientos hacia ellas.
Si somos sabios dejaremos de quejarnos; si somos necios continuaremos quejándonos y buscando culpables.
Esa es la clave de la modernidad, satisfacer nuestra ambición de tenerlo todo, o al menos tener más que los que nos rodean.
Buscar nuestra propia satisfacción siempre, es vivir de una manera desgraciada.
Tenemos que aprender a luchar por quienes amamos.
Los que tuvimos el privilegio de conocerle, no dejamos de admirar su cariño y su pasión por el Señor Jesús.
¡A veces incluso no hay mucha diferencia en el comportamiento entre un creyente y un no creyente! Da la impresión de que todos buscan lo mismo: el dichoso dinero.
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