El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La ruta intelectual y de escritura del teólogo protestante brasileño Rubem Alves (1933-2014) dejó una estela de luz que refulgirá durante mucho tiempo entre sus lectores.
La nueva definición de “iglesia”, sus nuevos signos, acordes todos ellos con el proceso encarnacional de la humanización, implicaban, entre otras cosas, que se trataba de una comunidad de gozo, al servicio de la historicidad humana, de la solidaridad, del sufrimiento mesiánico y de la apertura al futuro a partir de la dialéctica de la resurrección.
Por caminos separados, llegaron a un punto común de acuerdo en la proyección de la tarea cristiana en América Latina, acechada por una parte por los impulsos imperialistas de la época y, por la otra, por los esfuerzos renovadores para cambiar el rostro de la fe cristiana en unas sociedades sometidas trágicamente a los dictados del conservadurismo y la tradición.
Estamos pues, ante un manual de lectura urgente ante los diferentes brotes de escatologismo irresponsable y ajeno a la esperanza proclamada por las propias Escrituras.
Poema de Vicente Mendoza, tomado del libro Salmo fugitivo. Antología de poesía religiosa latinoamericana, editado por Leopoldo Cervantes-Ortiz. (Selecciona Isabel Pavón)
Sus conclusiones, como no podía ser de otra manera, apuntan a lo que han desarrollado muchos exegetas posteriores: una sana comprensión del Apocalipsis encaminada hacia el fortalecimiento de una fe cristiana bien situada ante las diversas coyunturas socio-políticas.
Su orientación pastoral presidía, sin fisuras, la perspectiva del pensador evangélico.
Su enfoque es altamente crítico, en el mejor sentido, y quien lo lee y aprecia puede decir que a través de él traspone el umbral de la ingenuidad bíblica para hacerse presente en el ámbito de la hermenéutica más amplia y efectiva: crítica y profética, analítica y pastoral.
Chumacero no es de los poetas mexicanos más famosos en el extranjero. Pero si acaso fuera solamente por Responso del peregrino, merece un lugar entre los grandes autores de la lengua castellana.
No resta más que agradecer la amistad a toda prueba de las personas cercanas, dentro y fuera de México, que siempre han estado ahí, muchas de ellas compañeras del mismo dolor, exiliadas involuntariamente por creer y practicar la libertad y la pluralidad teológicas.
Roldán lleva de la mano al lector por los caminos preñados de espejos para encontrarse con el Dios del escritor, un Dios tan personal que se despliega en cada página como lo que es: un personaje tan livianamente construido, pero tan sólido en su armazón filosófica basada en las febriles lecturas de Spinoza y Schopenhauer.
Chumacero encuentra su voz desde sus primeros pasos y en ella resuena una sentenciosidad bíblica, bastante insólita en la poesía de lengua castellana que se ha hecho casi siempre de espaldas a la Biblia.
El problema de los evangélicos mexicanos sigue siendo el mismo de décadas: sin representación unitaria formal, parece que seguirán tocando “las puertas del cielo” de la política gubernamental por separado
El posible ascenso al poder presidencial de un líder que las ha manejado de acuerdo con sus intereses es una prueba clara del impacto tan fuerte que tiene ahora los “evangelismos políticos”, como los han denominado otros analistas.
Dios es Dios con o sin teólogos; Dios es totalmente incognoscible para los seres humanos.
El pastor presbiteriano brasileño que, al igual que Gutiérrez, comenzó a articular una reflexión teológica muy distinta a la que se aprendía a elaborar en la inmensa mayoría de seminarios evangélicos del continente.
Asalta la fascinada certeza de hallarse frente a un verdadero poeta, a uno de esos raros elegidos que, de acuerdo con Rilke, pueden decir a Dios cómo es el hombre, y al hombre cómo es Dios.
Apuntar hacia la recuperación del énfasis profético del discernimiento no implica solamente el valor requerido para lograrlo sino, la muy desarrollada capacidad de situarse en la arena de los hechos mediante una necesaria autoridad moral.
Apuntes sobre la mesa sobre Religión y elecciones presidenciales: escenarios latinoamericanos, del Programa Institucional de Reuniones Académicas 2018, impulsado por el Instituto de Investigaciones Sociales en la Universidad Nacional Autónoma de México.
Perteneció a una generación de pastores, pensadores y activistas eclesiales comprometidos con el cambio social que se experimentaba como una exigencia, particularmente en los años posteriores a la revolución cubana.
Aún hay versiones de Don Quijote de La Mancha que suprimen el pasaje, cuyo texto dice: “Las obras de caridad que se hacen tibia y flojamente, no tienen méritos ni valen nada”.
Cone propuso en su segundo libro una teología que, desde las raíces más hondas de las enseñanzas bíblicas, pusiera en tela de juicio la supremacía blanca y cristiana que se había arrogado, hasta entonces, la representación única de la voluntad divina.
Su teología, de fuerte potencial profético, estableció una clara línea de discernimiento sobre la acción de Dios en el mundo.
El artificio literario consigue entrar a las capas más profundas de una mente persecutoria patológica en la persona de un niño trastornado, aun cuando sepamos muy bien que esta fiebre de intolerancia era experimentada por colectividades azuzadas por los peores impulsos asesinos como parte de los conflictos surgidos por diferir en las creencias.
Como bien ha resumido su biógrafo Pedro Salmerón Sanginés, con Aarón Saénz Garza comenzó una tradición política de larga historia durante buena parte del siglo XX.
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