El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
Hay algo que subyace en la historia de Jael y la muerte de Sísara, y es un bendito Dios que ha prometido y sigue prometiendo no olvidar jamás a su pueblo.
Ojalá que el legado de Costas contribuya a la conformación de nuevos liderazgos eclesiales bien informados bíblica y teológicamente.
Se reedita una autobiografía del músico que se centra en su fe cristiana, que nos cuenta cómo pasó por caminos tortuosos, para encontrar finalmente el camino a casa.
Costas fue un misionólogo de resonancia mundial cuyo trabajo se sigue citando en abundancia hasta la fecha, no sólo en América Latina o Estados Unidos, sus espacios naturales de influencia, sino en otros países como India en donde es muy valorado.
Mi gran disfrute es servir a mi Señor con todas mis fuerzas, no dejarme llevar por el temor.
La vida de Stott es un testimonio de cómo más allá de nuestro carácter, Dios nos puede moldear por su Espíritu, para ser útiles a Su servicio, como instrumentos de Su Gracia.
Si Stott fue uno de los principales representantes del cristianismo evangélico del siglo pasado, no era por una agenda social o política, sino por su pasión por el Evangelio.
Nunca le gustaba exhibir su espiritualidad, pero tampoco hacer publicidad de sus actos de caridad. Por eso, hasta que su biógrafo no leyó su diario, nadie conocía la historia de cómo el pastor desapareció unos días para hacerse vagabundo.
La ausencia de Küng marcaría prácticamente el fin de una “época clásica” de la teología escrita durante la segunda mitad del siglo XX y en dos décadas del XXI.
La objeción de conciencia del “tío John” mientras su padre estaba en el cuerpo militar de sanidad, rodeado por los nazis en Dunquerque, le llevó a una incomprensión y ruptura, por la que no tuvieron ninguna relación durante muchos años.
Suze vivía con su hermana y su madre en la misma casa donde una mujer albergaba a cantantes vagabundos de folk, como Bob. Él estaba loco por ella.
La muerte era para Hemingway la liberación de la representación del papel que la vida parecía haberle asignado.
La conversión de Edwards no fue un suceso instantáneo, sino más bien una sucesión de perturbaciones cada vez más profundas que produjeron en su ser una consciencia de su debilidad natural, junto con el sentido de la gracia divina.
En estos tiempos de negacionismo y teorías conspiratorias parece increíble que hubiera una época en que el cristianismo evangélico no fuera sinónimo de oscurantismo e irracionalidad.
La marca del metodismo en su vida fue reconstruida por él mismo en al menos dos ocasiones.
La obra de Unamuno es inmensa y variada. Incluye artículos periodísticos, relatos, ensayos, obras teatrales, conferencias, discursos, poesías, novelas.
La ágil reconstrucción que practica Steiner de estos textos sagrados, intenta situarlos en la civilización no solamente como fundadores de una tradición religiosa sino como algo más.
Hay personas tan llenas de vida, que uno se da cuenta que han sido hechas para vivir para siempre.
Esta magnífica mujer comenzó y continuó con la labor del “Fondo de Reserva” por el resto de su vida.
Un factor que distingue a Galdós de otros grandes novelistas de su época es la constante preocupación por el hecho religioso.
Savater observa que “con la religión hay gente que mejora y se purifica”, pero “para otros es una fuente de resentimiento, mojigatería y condena a los demás”.
“Nadie sabe el problema que he pasado”, dice el góspel tradicional del siglo XIX. Y su versión del XX añade: “Nadie sino Jesús”.
Una mujer de convicciones firmes que llevó a cabo, sin importarle demasiado lo que otros pudieran pensar de ella.
Su historia es la de una mujer que soñó con algo y puso todo su empeño para conseguirlo.
Un fragmento de la biografía de John Stott.
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