El País ha publicado en su edición de este sábado un bochornoso artículo sobre el crecimiento de iglesias evangélicas en la zona de Carabanchel.
La experiencia de estar en una tierra ajena y vivir a la luz de la verdad, es un gran desafío. Ese dilema se refleja en canciones de Johnny Cash o Bob Dylan, entre otros que repasamos en este episodio.
Sparky empezó a acompañar a su padre a la Iglesia de Dios, los domingos, al decepcionarse con el pastor luterano, que no fue a ver a su madre cuando se estaba muriendo.
El académico evangélico ha entregado su fondo documental, que contiene una biblioteca de cerca de 15.000 libros, al Archivo Nacional de Cataluña.
Si hay un rasgo que caracteriza al seguidor de Jesús, esa es “la humildad y mansedumbre”. Sin embargo, el mundo cristiano está lleno de personalismo y orgullo cubierto de falsa humildad.
En esta segunda entrega por el centenario del artista, profundizamos en el luteranismo de su familia.
Dice la viuda de Schulz que para él, “Dios era muy importante, pero de una forma muy profunda y misteriosa”.
Sabemos que tenemos una fecha de caducidad, el problema es que no sabemos cuál es.
Muchos seguimos creyendo, como él, que “toda vida y realidad está relacionada con Dios, así que todo pensamiento, obra, acción y sentimiento es en un sentido religión”.
La muerte no solo nos enfrenta a la vanidad de la vida, sino también a su carácter efímero y breve.
Si esta obra es ya un clásico contemporáneo, es porque nos interroga cada vez que nos acercamos a ella.
Si hay algo particularmente cristiano, eso es la Encarnación, una doctrina incomprensible, tanto para el judío, como para el pagano. No está mal pensar en ello, por lo menos una vez al año.
Su fascinación, sin embargo, por la persona de Jesús nos llena de esperanza. Kafka decía que Jesús es “un abismo de luz, que si no cierras los ojos, te puedes caer dentro”.
Al llegar al final de esta serie –la más larga que recuerdo haber hecho nunca–, me doy cuenta de que se ha vuelto algo tan personal, que Stott es parte de mi vida.
Al hablar con otras personas, Stott buscaba lo que les unía a ellas, pero también aclarar las diferencias.
Su nombre aparece siempre el primero en los listados de teólogos evangélicos que hubieran cuestionado la doctrina tradicional del infierno. ¿Cómo es esto posible?
Hace ya cien años que nació el hijo del escritor A. A. Milne. Su emocionante historia nos habla de la inevitable distancia entre padres e hijos.
El hombre desesperado puede encontrar, frente a la muerte, la vida que está en Jesucristo. Esa fue la propia experiencia del escritor ruso, cuando estaba condenado a muerte junto a otros compañeros revolucionarios.
Como dice Samuel Escobar, Stott nos ha dejado el ejemplo de su vida, pero también el legado de una teología “evangélica”.
Para Stott, “no hay explicaciones alternativas a la Cruz, como si tuviéramos una amplia gama en la que elegir, sino imágenes complementarias, una de la otra”.
Los rasgos principales de la predicación de Stott, decían, son: su base bíblica, el equilibrio con el que trata los temas, la forma intelectual en que lo hace y la manera cómo evita toda teatralidad.
Cuando pensamos en el silencio de hombres como Stott o Lloyd-Jones cuando se legalizó el aborto en Gran Bretaña en 1967, al considerarlo un “mal menor”, nos damos cuenta de cómo ha cambiado el movimiento evangélico desde los años 80.
La muestra puede visitarse desde esta semana hasta el 16 de diciembre.
El mundo evangélico sería otro si tuviéramos la misma generosidad con aquellos con los que diferimos doctrinalmente.
Schaeffer hablaba de la necesidad espiritual que mostraba la canción por la que los Stones confesaban que “no podían conseguir satisfacción”.
El pastor Gibson confesó al morir en la primavera de 1912 que fue él quien mató a dos de las chicas.
Las opiniones vertidas por nuestros colaboradores se realizan a nivel personal, pudiendo coincidir o no con la postura de la dirección de Protestante Digital.